Adular y sus efectos negativos | 355

¿Cómo descubrir a un adulador?

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Dicen que a nadie le molestan los halagos‘, aunque nos demos cuenta que nos halagan por interés, con una falsedad sutil y hasta con hipocresía; no importa mientras nos digan lo que queremos escuchar, ya que esas palabras llenan nuestro Ego, cuando éste es más grande que nuestra sensatez.

Por definición:

Adular significa alabar de forma exagerada y generalmente interesada a una persona para conseguir un favor o ganar su voluntad.

Un sinónimo de adular es lisonjear, en México se le dice ‘dar coba’, o  ‘hacer la barba’ en Colombia le dicen ‘cepillar’ o ‘sobar el lomo’. En España se usa mucho el ‘hacer la pelota’: «Solo estás adulando a tu jefe para que te favorezca, eres un pelotero, nada más le haces la pelota».

Adular no es lo mismo que piropear, porque un piropo es sincero, y una adulación implica un interés egoísta de fondo.

Algunos podrán creer en cierto sentido que la adulación es buena,

muchos la usan para cortejar a una mujer, o para quedar bien con un algún amigo, sin necesariamente buscar un favor especial, simplemente quieren distinguirse por simpáticos, para mejorar su imagen, aunque no estén completamente de acuerdo con las alabanzas que dan a otros.

En Marca Personal se llega a malinterpretar el acto de adular o de lisonjear,

porque se cree que puede ayudarnos para mejorar las relaciones interpersonales, o que es una herramienta para progresar, o para destacar, para caer bien, y hasta para ligar.

Tratar de ser encantador a la fuerza, genuino o simpatiquísimo no es exactamente la forma de caer bien, y mucho menos de ser aceptado.

“Más vale caer en gracia que ser gracioso”.     – Refrán Popular.

A continuación he preparado

Cinco razones para dejar de adular, y alguna recomendación:

UNO. Adular se puede convertir en un hábito negativo.

Formar buenos hábitos puede tomar mucho tiempo, como levantarse de lunes a viernes a las seis de la mañana solo para estudiar una hora más, o como practicar dos horas diarias de piano.

7 Hábitos negativos que debemos evitar al hablar.

Pero, convertir la adulación en hábito puede llegar a ser

un serio problema, porque los malos hábitos son muy fáciles de desarrollar, pero muy difíciles de eliminar, como el hábito de fumar.

Si conviertes la adulación en un hábito personal, pensando que estás perfeccionándola como ‘El Arte de Adular‘, estarás acumulando mucha energía negativa y también auto-saboteándote.

Adular por convicción, como hábito, por conveniencia y placer no te llevará muy lejos en el largo plazo. porque en el corto o en el mediano plazo te acabarán descubriendo.

10 Sencillos Hábitos que impulsarán tu Desarrollo Profesional.

DOS. Adulando pierdes credibilidad.

Adular bien puede ser un sinónimo de mentir, porque no estamos diciéndole a la otra persona lo que realmente creemos o sentimos, porque no nos conviene.

Aunque creas que tus halagos son discretos, si te descubren como adulador  serás tachado de mentiroso, difícilmente podrás justificar tus palabras como ‘mentiras piadosas’.

El que adula regularmente y es descubierto, pierde credibilidad en todos los sentidos, tanto en lo personal y como en lo profesional.

De lo más escuchado en este Podcast: Cómo transmitir confianza al hablar

TRES. Las adulaciones se pueden interpretar como insultos.

Absolutamente todos los seres humanos tenemos juicios y criterios diferentes. Si adulamos a alguien y se da cuenta, con toda razón puede pensar que lo consideramos ingenuo o estúpido.

Y, si controla su enfado y tiene un pequeño grado de raciocinio, podría aprovechar nuestra «disposición Aduladora” para favorecerse, en cuyo caso los tontos realmente somos nosotros.

Por ejemplo: Si nos estamos ofreciendo para ayudar a nuestro jefe solo para obtener algo a cambio y éste se da cuenta, puede no decirnos nada y aprovechar nuestra «buena disposición» para su propio beneficio, y en ese caso uno es el estúpido.

CUATRO. Adular afecta tu imagen y marca personal.

Una persona que es descubierta adulando con el fin de obtener un beneficio personal puede caer en el perfil de egoísta, vulgar, corriente o simple y llanamente “ser una mala persona”.

Una persona bondadosa tiene empatía, primero se pone en los zapatos de las otras personas, para poder sentir cómo sienten los demás.

El adulador descubierto simplemente cae mal, pero no solo a uno a quien adule en determinado entorno. Después, es difícilmente aceptado en otros círculos sociales, porque ha ya dañado su imagen.

CINCO. Adular descubre y expone tus miedos.

Todos los seres humanos tenemos temores, pero al adulador se le notan más.

Una persona o un profesional con capacidades suficientes y habilidades propias que lo distinguen notablemente, NO necesita dar coba o falsos elogios para destacar o ser aceptado.

Un ejecutivo que se considere íntegro no le da regalos a su jefe, o al jefe de su jefe en navidad o en su cumpleaños.

Esta actitud de tratar de ganarse el favor de otro deja mucho que desear, da pena ajena, y lo peor es que todos se dan cuenta.

El que es hábil para un oficio o una actividad tiene seguridad en lo que hace y cómo lo hace. No tiene miedo porque sabe que aquello que desarrolla o gestiona lo hace y domina con sobrada calidad y eficacia. Quien es capaz sabe que no tiene que actuar o decir cosas que lo rebajen o degraden.

Por su parte, el adulador usa palabras falsas para tratar de encajar y ser aceptado donde no puede hacerlo con sus propias capacidades, o por falta de recursos personales. El adulador es inseguro y se vale de estas argucias o falsas herramientas para tapar sus carencias.

¿Cómo detectar a un adulador?

Es muy fácil descubrir a los aduladores, porque éstos suelen no tener principios firmes. Por ejemplo:

Una persona que tiene como principio ayudar a los demás y Agregar Valor vive de acuerdo con ello, no importando a quién tenga que ayudar primero.

‘Un Empleado’ que siempre está en disposición de prestar su ayuda y apoyo a los demás,

no importando si es a sus subordinados, compañeros lineales (del mismo puesto y categoría) o a sus jefes, no es una persona a la que se pueda describir o tachar como aduladora, porque siempre está dispuesta a colaborar (esto es actuar por convicción).

Sin embargo, ‘El Adulador’ solo se apresta a ayudar a quien más le convine en determinado momento,

generalmente es a sus superiores, pero nunca a sus compañeros o subordinados (esto es actuar por conveniencia).

Las personas con principios (con una escala de valores) actúan en consecuencia, dándole prioridad a unos valores sobre otros.

Por ejemplo: Si los valores de alguien son primero la familia, luego el trabajo y luego sus grupos sociales (amigos, colegas), debe actuar en consecuencia, respetando el orden de sus valores.

Si uno ocupa parte de su tiempo libre (el que usualmente utiliza para estar con su familia) para ir a hacerle la barba a otro, para que le otorgue un contrato, para que mejore sus condiciones o le ofrezca alguna oportunidad, estará claramente exponiéndose como un adulador corriente. Esa actitud rompe claramente con su escala de valores, y no necesariamente obtendrá lo que le interesa.

Aquí: La Escala de Valores Empresarial de los Navy SEAL.

La adulación es una actitud negativa, y tiene escalas. Es como decir que solo algunos mienten y otros no. Se sabe con certeza que en cierto grado todos mentimos.

No existe persona que no haya mentido en alguna ocasión.
En el ámbito profesional es necesario cuidar mucho la forma en que hablamos y cómo alabamos a otros.

Entre amigos no pasa realmente nada, a fin de cuentas hay confianza. A veces puede hasta ser un poco complicado expresarle a alguien nuestra sincera admiración, porque no queremos pasar por aduladores.

Sugerencia:

Si te cuesta trabajo expresarte para halagar sincera y positivamente a alguien y dudas porque no sabes si pasará como un adulador barato, mejor evita hacerlo, o escríbele una nota.

Las palabras pueden confundirse o malinterpretarse, en cambio una nota escrita o una carta pueden ser releídas y revisadas hasta que te parezca que no te malinterpretarán.

Pista musical de entrada y salida de Kevin MacLeod de Incompetech.com

Imagen tomada del Blog ‘Sublime leitura’, de Jefferson Magno Costa.

 

 

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