Las funciones del Abogado del Diablo.
¿Qué ocurre cuando exponemos una idea o un proyecto a nuestros amigos o compañeros de trabajo y todo mundo nos aplaude?
¿Qué sucede cuando se reprueban nuestras ideas?
Lo ideal sería recibir la aceptación de nuestros colegas, subordinados, amigos, familiares y hasta la de nuestros potenciales clientes.
Es probable que cuando todos nos aplaudan nos perdamos un poco en medio de la unanimidad tan aplastante, pero
el hecho de que todos estén de acuerdo con nuestras ideas, proyectos e ilusiones no significa que vayamos a tener éxito.
Casi a nadie le gusta trabajar con gente que tenga ideas diametralmente opuestas, o que le lleve la contraria, o que solo estén viendo el lado negativo de las cosas.
En general, a muchos líderes de grupo y empresarios les gusta rodearse de gente afín, de compañeros que piensen de forma similar y que compartan los mismos valores, esto en principio suena razonable.
Cuando un líder carece de la debida retroalimentación, cuando lo que dice siempre se aprueba por unanimidad, cuando no recibe una dosis de honestidad brutal por parte de su equipo, se está condenando a dejar que crezcan sus debilidades, y a perder fortalezas, ya que no se está viendo debidamente exigido.
Colaborar con profesionales que casi siempre aprueben nuestras ideas favorece los siguientes aspectos:
A) La toma de decisiones es más rápida y eficiente.
B) Se pierde menos tiempo en discusiones,
C) La comunicación fluye mejor ya que las órdenes no se discuten.
D) Existe menos tensión en el ambiente.
E) Con gente que apruebe todo lo que decimos, lo único que resta es hacer que las cosas sucedan.
No todos los líderes ni los Directores Generales están de acuerdo en que deben conseguir un consenso general.
Unos de los líderes más destacados de la historia, unos que nunca creyeron en la unanimidad general fueron los más altos dirigentes de la iglesia católica: los Papás.
Desde finales del siglo XVI y hasta el papado de Juan Pablo II, la alta jerarquía de la Iglesia católica contaba con un asesor cuyo perfil era muy específico, era un consejero al que llamaban el Advocatus Diaboli o “El Abogado del Diablo”.
La función principal del Advocatus Diaboli era:
Aportar argumentos contrarios a la canonización de los personajes que se pretendían beatificar y luego santificar. El papel del Abogado del Diablo era evitar a toda costa y con argumentos científicos que se hiciera beato y luego santo a un personaje que carecía de méritos suficientes y probados, o de milagros en este caso.
Así surgió la figura del Abogado del Diablo, esa que usamos incluso en nuestros días para etiquetar a un asesor que tiene como función aportar ideas y argumentos contrarios al status quo; argumentos bien elaborados y sustentados que eviten la toma de una decisión equivocada, por carecer de fundamentos.
¿Cuáles pueden ser las ventajas de contar con un abogado del diablo dentro de tu organización?
Ventajas de contar con un Abogado del Diablo:
Un abogado del diablo ayuda a cambiar positivamente los criterios prestablecidos, o prejuicios. Una empresa, un equipo o un emprendedor necesitan conocer dónde pueden estar fallando. Muchas veces los criterios ya establecidos aunque buenos, puede que necesiten reevaluarse, y la opinión contraria de un Abogado del Diablo puede proporcionar un equilibrio para mejorar los criterios de decisión.
El Abogado del Diablo lleva al límite a los demás para que defiendan sus puntos de vista, y si se puede que los impongan con argumentos confiables y verídicos.
Este Consultor obliga a los demás a tener que prepararse para defender mejor sus puntos de vista, puede que uno u otro estén en lo correcto, o equivocados, pero el papel de este duro asesor ayuda a que nadie se duerma en sus laureles, a que ninguno dé por hecho que está totalmente en lo correcto .
Un consejero como el Advocatus Diaboli plantea las preguntas necesarias e inteligentes para provocar una tormenta de ideas que perfilen de la mejor forma aquello que se va a iniciar y cómo se iniciará. Estas preguntas evitan que se comiencen actividades equivocadas a gran escala. Busca que los errores no se sumen y menos que se multipliquen.
Imponer dentro de un grupo a un abogado del diablo por el mero hecho de imponerlo no funciona.
Este personaje debe ser aceptado como tal por todos los miembros de un grupo. A veces puede ser uno u otro quien desempeñe este rol, pero debe ser preferentemente una persona preparada con toda la información y experiencia suficiente.
Un asesor que ejerza como Abogado del Diablo debe ser una persona que exponga fríamente sus argumentos, no debe reaccionar ni agresiva ni violentamente ante la natural desaprobación de los demás; debe hacer preguntas inteligentes que lleven a los demás a obtener conclusiones constructivas, evitando en todo momento el conflicto, a pesar de la tensión de la reunión.
El que ejerce el rol de Abogado del Diablo debe crear argumentos sólidos en contra de la opinión generalmente aceptada, y también saber defender su posición, evitando en todo momento negar otras ideas o sugerencias solo por llevar la contraria.
Un Coach que adopte el papel de Abogado del Diablo no debe ser un destructor de ideas ni de proyectos,
Debe eso sí cuestionar todo con el fin de que se mejoren sus conceptos y se acrediten ideas, NO desacreditarlas solo por el gusto de opinar lo contrario.
Este personaje tiene la capacidad y la visión para descubrir asuntos y situaciones que quizá habían sido pasadas por alto, o ignoradas.
Ha de asegurarse de que los asuntos que emerjan sean reconocidos por todos y se consideren para tomarse en cuenta. Debe asegurar que se tomen acciones para liquidar o realizar esos asuntos que salgan a flote, para que no se conviertan en más pendientes por hacer, y para que no evolucionen en problemas.
Al igual que todos los demás, el Abogado del Diablo debe proponer constructivamente sus conceptos, sin ser un inquisidor.
En algunas organizaciones el Abogado del Diablo es la persona indicada para acudir cuando alguien quiere plantear una nueva idea, una idea que sea incluso radicalmente opuesta a la visión de la empresa, o para sugerirle formas de cambiar las cosas para mejorar métodos y sistemas.
La presencia de un Abogado del Diablo es útil para que algunos descarguen sus propuestas, no su ira. El abogado del diablo recoge y valora las ideas y conceptos que pueden mejorar un proyecto y su funcionamiento.
Es recomendable proponer la figura del abogado del diablo en los inicios de un proyecto, concretamente en la etapa de planeación.
Un Advocatus Diaboli no debe aparecer a medio camino de haberse alcanzado el objetivo, en esa etapa más bien se necesita un Supervisor efectivo que haga ver que las cosas se hagan como se proyectaron; el Abogado del Diablo funciona mejor en las etapas más tempranas de una empresa.
Un asesor de estas características debe poder asumir el papel del cliente más exigente,
y un cliente que habla, que comunica su objetiva opinión, que es sincero. Este asesor es una gran fuente de retroalimentación con la que muchos creativos, productores y empresarios querrían contar dentro de sus filas.
Si un grupo de trabajo carece de abogado del diablo, podrían perder oportunidades de mejorar, de innovar y de evolucionar, tanto en el plano personal como en el técnico.
Para sobrevivir Profesionalmente: Creatividad e Innovación
Todo grupo u organización que aspire a progresar, a crear, a superase y a innovar debería contar con un Abogado del Diablo, o al menos una figura similar que evite que todos caigan en el conformismo.
Los Grupos de Mastermind tienen entre otras funciones la de actuar como Abogados del Diablo en los proyectos de todos sus participantes. Una agrupación Mastermind provee una visión contraria al planteamiento inicial de un emprendedor, con el fin de aclarar conceptos y encontrar ideas alternativas.
Cómo funciona un Grupo Mastermind.
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Fotógrafa: Sabine Dengler (nyfrese).