Concentrarse bajo presión es una buena cualidad Ejecutiva.
Seguramente todos hemos vivido el estrés normal de participar en una junta que en principio parecía fácil, pero que luego se tornó altamente complicada y difícil de gestionar, una en la que teníamos que defender fuertemente nuestros puntos de vista.
¿Cómo reaccionamos en situaciones de alto estrés?
En todos los ámbitos de la vida llegan a pasar cosas similares. Seguro que alguna vez estudiaste muchísimo para un examen, y te presentaste perfectamente preparado; y, justo ese día, el profesor te plantea un examen fuera de lo común, uno que requiere no solo que hayas estudiado mucho, sino que te exije un mayor rendimiento de razón para poder superar una prueba que va más allá de solo contestar de memoria, o de seleccionar entre: a, b o c.
Qué pasa cuando por mala suerte entras a un banco,
o a una tienda y justo llegan unos asaltantes provocando el pánico general:
¿Tú cómo reaccionas?
¿Adoptas esa histeria colectiva, o te controlas?
¿Piensas y buscas la forma de salir de esa situación, y de sobrevivir?.
En situaciones límite de estrés es cuando todos pueden demostrarse a sí mismos el verdadero temple que tienen, si saben realmente concentrarse bajo presión.
La analogía en el deporte sería
que estás jugando un partido donde van dominando al contrario, incluso tu equipo va por delante, pero en menos de cinco minutos reciben dos o tres anotaciones; en ese corto lapso de tiempo se ven en desventaja y sientes que ni tú ni tu equipo están en control del partido.
Una de las cualidades más valoradas en un ejecutivo es:
La capacidad de mantener el control personal, de concentrarse y no perder el equilibrio en momentos críticos, donde en fracciones de segundo cambian las cosas de un estado normal a un estado de emergencia.
También es importante el cambio de actitud de un estado de tensión a uno de tranquilidad, porque no vas a trasladar tus molestias y frustraciones a otra situación que está ya controlada:
Puedes convertir una junta de lo más normal en otro infierno si no llegas debidamente concentrado y con la cabeza fría, así solo lograrás contaminar la reunión.
Los pilotos de aviones comerciales, los controladores aéreos, los cirujanos o los paramédicos son algunos de los profesionales que se ven más exigidos para contar con una alta capacidad para concentrarse y mantener el equilibrio emocional durante situaciones de mucho estrés. Su buena o mala concentración es determinante incluso para salvar vidas, o para dar protección y seguridad.
El cambio de estado emocional de tranquilidad a tensión, o de tensión a tranquilidad es una de las competencias profesionales más determinantes para lograr objetivos.
Para estar preparados ante estos eventos críticos,
los pilotos, controladores y doctores cuentan con simuladores o prácticas regulares que los llevan al límite de sus capacidades de control emocional, esto lo ejercitan con regularidad para poder estar centrados a la hora de enfrentar una posible situación de alta tensión.
¿Con qué rapidez y tranquilidad eres capaz de tranquilizarte, desconectarte, pensar rápido y concentrarte para actuar y tomar decisiones?
¿Qué capacidad tienes para concentrarte y cambiar tu estado emocional de forma que no te dominen tus pasiones?
A falta de simuladores y prácticas tal como los pilotos y los doctores:
¿Cómo hace uno para concentrarse? ¿Cómo practicamos el auto-control para alcanzar un nivel de destreza razonable?
Como toda habilidad, esto se adquiere con ejercicio continuo y dedicación,
empezando por tratar de controlarse en las situaciones más sencillas y/o ridículamente fáciles.
Si llegas a un restaurante donde te han hecho perder el tiempo para entrar y luego te dan un servicio pésimo, es normal que te molestes, pero no pierdes tu concentración.
Si llegas a una junta de control, y ninguno de tus subordinados presenta buenos resultados, o se presentan sin conclusiones ni soluciones, puede que reacciones con un gran enfado, o que les reclames duramente, que les hables en un tono violento o hasta insultante; o puede que te concentres y los llames al orden sin necesidad de hacer el ridículo.
Mantener la calma en momentos incómodos y críticos es una característica distintiva de un buen ejecutivo, uno que se precie de ser un profesional.
A mayor nivel de responsabilidades,
mayor será el nivel de presión que se tendrá que soportar. En el caso de los altos directivos, se supone que ellos están al mando porque saben gestionarse mejor que los demás a la hora de enfrentar los problemas de mayor importancia.
Los emprendedores se parecen en muchos sentidos a los altos directivos, porque solo ellos cargan con toda la responsabilidad de ver porque las cosas sucedan, y que sucedan exitosamente.
Muchos de los Emprendedores que luego se convirtieron en Empresarios de éxito, han llegado lejos porque entre otras cosas han sabido gestionar personalmente las presiones a las que se han visto sometidos por factores externos (han podido concentrarse bajo presión).
El Emprendedor tiene que enfrentar problemas
que a veces él mismo se ha generado, pero esto lo ha de asumir con más tranquilidad porque está en su naturaleza y en su capacidad de decidir si cambia las cosas y/o sigue adelante. Pero, en los casos donde el Emprendedor enfrenta factores externos, problemas ajenos a su injerencia, deberá comprender que esas son las pruebas más difíciles de gestionar, y que no las superará mientras no pueda concentrarse.
El temple o la capacidad de auto-control para improvisar y cambiar inmediatamente el rumbo, son cualidades que bien dominadas pueden llevar a un Emprendedor a superar situaciones complejas, a sobrevivir personal o empresarialmente, y a alcanzar sus metas.
Uno no podrá concentrarse ante un gran problema, si antes no se sabe ni se puede auto-gestionar frente a una pequeña circunstancia.
En los puestos más bajos de la jerarquía se presentan los problemas que tienen un menor impacto en los resultados. Difícilmente se podrá escalar la pirámide jerárquica si ya desde este nivel se carece de una capacidad para poder concentrarse.
La creatividad, la innovación, la cooperación, y la generosidad son características que distinguen a un profesional, pero en determinadas circunstancias y empresas vale mucho más contar con una persona equilibrada, una que piense con frialdad y que transmita seguridad a quienes sí son presas del pánico (incluidos sus jefes), esta es una distintiva característica de liderazgo.
Pista musical de entrada y salida de Kevin MacLeod de Incompetech.com
Fotografía de Pixabay libre de Derechos de Autor.
Fotógrafo: Monoar Rahman Rony.