Un Fracaso que se convirtió en Éxito
Mucha gente se toma los fracasos muy mal, a tal grado que luego no vuelven a intentar superarlos; y lo peor es que a veces toman como «Un fracaso» lo que quizá nunca lo fue.
Los fracasos son eventos inevitables, tanto en el mundo profesional como en la vida personal.
En algún momento de mi vida conocí a una persona que estudio determinado oficio/profesión, y al acabar sus estudios fue inmediatamente contratado en una empresa. Fue cesado de su puesto justo después de cumplir el primer año, no por su culpa, sino por políticas de la empresa. Esta persona se ha tomado tan mal ese despido que prefirió dedicarse a otra actividad completamente diferente.
Esta es solo una historia más.
No estoy juzgando a esta persona, cada quien tiene el derecho de tomar sus propias decisiones; entonces supuse que habría tenido sus razones de peso para decidir que seguiría por otro camino.
Desde mi punto de vista: ese despido no era un fracaso, porque para mí:
el fracaso proviene de nuestras propias carencias interiores,
y en este caso el despido se debía a factores externos que nada tenían que ver con el buen o mal desempeño de esta persona; pero inevitablemente se lo tomó muy a pecho, y decidió que no quería saber más de ese oficio.
A todos en general nos cuesta mucho trabajo reconocer los fracasos, y yo me incluyo.
Fallar, equivocarse, o no lograr lo que uno se propone, es algo duro de gestionar y de aceptar, especialmente cuando todos nos están viendo,
o cuando nos observan y también cuando nos juzgan, y concretamente si esos fracasos arrojan resultados, registros, calificaciones, evaluaciones, críticas por escrito y hasta estadísticas.
8 Parámetros para medir el Rendimiento.
Vernos sometidos al escrutinio público no es algo que nos guste a todos,
y en eso empezamos desde las calificaciones en la escuela, luego en las evaluaciones del desempeño y hasta en las opiniones que los demás dejan de nuestros productos o servicios en nuestros sitios web.
Uno de los fracasos empresariales famosos:
A continuación les comparto la transcripción que realicé de la interesante entrevista que la popular revista digital Inc.com le hizo a Ben Chestnut, fundador de Mailchimp, el más reconocido proveedor de servicios de marketing digital por correo electrónico, a ver qué opinan:
Empiezan preguntándole a Ben Chestnut:
-¿Cómo creció MailChimp a partir de un proyecto alterno?
Y el respondió:
La idea de MailChimp surgió basándonos en un proyecto fracasado.
En 1999 fundamos una empresa de tarjetas de felicitación On-line (esta fue una de las historias de fracasos que se convirtieron en éxitos).
Cuando creamos el sitio web, obviamente éste no llegó a ningún lado, fue un total error.
Creamos el código de programación por partes, luego lo juntamos, pero lo tuvimos que dejar de lado porque no causó ningún interés, era un completo fracaso.
Luego, arrancamos una compañía de consultoría web,
estábamos buscando clientes, empezamos con algunos, y la mayoría nos comentaban que no estaba mal nuestra página web, pero uno de ellos nos pidió una cosa en particular: ¿no podrían mejor ayudarnos con esto del marketing online? Es algo que necesitamos implementar.
Y fue entonces cuando vimos que había varios clientes con esa misma necesidad y pensándolo bien, les dijimos, bueno:
«Sí los podemos ayudar, por allí tenemos arrumbado algo de código basura en el que hemos trabajado el cual podría servir perfectamente como la herramienta que buscan»
Fue entonces cuando recuperamos todo ese código antiguo, lo volvimos a juntar, lo adaptamos y construimos el producto. Lo llamamos Chimpmail.
Pero, el problema era que ese dominio ya estaba tomado. Así que lo invertimos y le pusimos Mailchimp.
Gastamos muchísimas horas nocturnas en el desarrollo de Mailchimp.
Era nuestro proyecto alterno, y dado que trabajábamos en ello como un proyecto aparte, no teníamos ninguna presión, solo lo hacíamos por pasión, así que nos la pasábamos bromeando que todo eso que hacíamos.
Allí éramos realmente nosotros mismos,
colgábamos chistes de monos en nuestra página web, también poníamos imágenes de nosotros vestidos de chimpancés, todo lo hacíamos para causar risas, y eso fue justo lo que realmente atrajo a nuestros seguidores.
Nos tomó un par de años darnos realmente cuenta de nuestro impacto,
donde dijimos, esto de la Consultoría nos está trayendo proyectos, pero quizá deberíamos abandonar todo eso y ponernos a trabajar seriamente en el Mailchimp.
En el Mailchimp ganábamos al principio como 20 ó 30 mil dólares de la época (era el 2001). Todos estos eran grandes proyectos, pero nos planteamos seriamente dejar todo eso para más bien enfocarnos en el proyecto alternativo, que llegó a ser uno de los fracasos comerciales de productos más populares a posteriori.
En el Mailchimp obteníamos 20 o 30 dólares.
Nos dimos cuenta que teníamos que tomar una decisión muy dura, así que una de las decisiones que tomamos entonces fue que todos los ingresos que nos entraran a fin de mes por el Mailchimp era cobrarlo y guardárnoslo en la bolsa. Recuerdo que en la primera época nos guardábamos como 700 dólares, luego fueron 800 dólares de ingresos, y al siguiente mes1000… y al siguiente mes 1200.
Después nos dimos cuenta que esto realmente podría crecer. Y eso nos ayudó a construir la confianza para concentrarnos de lleno en Mailchimp.
Cuántas veces dejamos de hacer cosas,
o casi terminamos trabajos a los que consideramos sin importancia y los hacemos a un lado porque no creemos en su utilidad,
nosotros mismos los etiquetamos como fracasos, no pensando que quizá podrían ser exitosos con los debidos cambios, o al verlos con otra perspectiva, o proponiéndolos como solución en otro momento y bajo otras circunstancias.
A partir de esta historia, encuentro varias cosas interesantes que podemos rescatar como lecciones para este podcast de emprendimiento:
UNO. No descartemos ningún trabajo que hayamos hecho,
esté completo o no, uno nunca sabe en qué momento puede necesitarse o resurgir con importancia.
Le pasa a los escritores, y a los artistas, muchas veces crean cosas que en su momento son hasta ampliamente rechazadas, pero en otra instancia llegan a ser muy valoradas y exitosas, no solo marcas que han fracasado.
Muchos ejecutivos o creativos de algunas empresas generan ideas y acciones que son descartadas, o canceladas, pero no por eso dejan de ser buenas ideas. Guárdate ese trabajo con buenos ojos, aunque que creas que no es importante, y tenlo presente esperando una mejor ocasión para desarrollarlo.
El sentido del Trabajo en Modo Creativo.
DOS. No hay que medir el éxito en términos de dinero, o de ingresos.
Mucha gente dedica su tiempo libre a hacer cosas de utilidad que no generan ingresos, pero no por ello dejan de ser exitosas, como los voluntarios de la Cruz Roja, como las Hermanas de la Caridad.
Agregar valor desinteresadamente nunca puede ser un fracaso, al contrario.
TRES. Toma en cuenta que todos sin excepción estamos destinados a pasar y sufrir el fracaso.
El fracaso es parte inevitable de todo desarrollo profesional y personal.
Trata de juzgar tu fracaso desde un punto de vista constructivo, no destructivo.
Muchos no solo se toman a mal el fracaso, sino que lo niegan, y además, después de la debacle se quieren tomar un descanso. Dejar de intentarlo o abandonar la inercia no es recomendable, eso te lo digo por experiencia.
Las posibilidades de fracaso es lo que nos detiene a muchos de seguir intentándolo, la única forma es seguir intentando e intentándolo.
Si fracasas con un proyecto de emprendimiento, o con un cliente, o hasta con una relación personal, tienes que continuar, no puedes detenerte, ni conmiserarte.
Trata de continuar y de superar tus errores,
trata de aprender y no dejes de agregar valor, ya que a pesar de fallar siempre puedes aportar algo, y esto es lo que no se ve con claridad justo cuando uno se siente más abatido.
Mientras sigas aportando valor y éste le sea de utilidad al menos a una persona sabrás que estás en el camino correcto, y eso para mí no es fracaso. Solo si dejas de avanzar y de ayudar a los demás dejas de crecer.
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