Descubriendo el Verdadero Valor de las cosas | 396

Descubriendo el Verdadero Valor

Cómo obtener el Verdadero Valor de las Cosas | Valoración de Precios y Tarifas | Costo de Servicios y Productos | Coaching | Mentoría | Desarrollo Profesional | Emprendimiento | Cotizaciones y Presupuestos | Reflexiones sobre la Vida | Enseñanza
Una historia para comprender el Verdadero Valor de las cosas.

¿Sabemos valorar realmente el trabajo de otros cuando lo vamos a adquirir?

¿Le enseñamos a nuestros empleados, alumnos, o a nuestros propios hijos a valorar un producto o un servicio ?

Una historia para ponderar el verdadero valor de las cosas:

Esta historia comienza con la lamentable muerte de un padre de familia que se dedicaba a trabajar en una fábrica de envasados.

Dado que la muerte de este Señor fue sorpresiva

e inesperada, las consecuencias financieras del suceso hicieron estragos en la economía familiar. La viuda y sus hijos empezaron a padecer porque se vieron sin los ingresos del esposo y padre, quien era el único sostén de la familia.

Esa familia necesitaba dinero para sus gastos regulares, incluso para comer, así que la viuda y madre de familia, tomó el collar de zafiros que había heredado de su abuela y se lo entregó al mayor de sus hijos.

Y le dio una instrucción:

-«Hijo, llévate este collar al taller de joyería de tu tío, ya sabes dónde está, y pídele que te de dinero a cambio de éste».

El muchacho obedeció, fue hasta donde trabajaba su tío y le entregó el collar. Su tío lo tomó, lo analizó, y le dijo:

-«Sobrino: Ve con tu madre y dile que en este momento el mercado de compra-venta no tiene buena demanda. Tu madre lo podrá vender a un mejor precio en otro momento, una vez que el mercado mejore sus condiciones».

El joyero, le dio al muchacho algo de dinero y

le pidió que regresara al día siguiente, para que aprendiera a trabajar el oficio, de tal forma que pudiese ganar dinero para ayudar a su familia.

Al siguiente día, el muchacho empezó a trabajar en el taller su tío, aprendiendo a tallar, esculpir, reparar, a reconocer metales, piedras preciosas y joyas.

Después de un buen tiempo trabajando en el taller,

el muchacho empezó a destacar en el oficio; se hizo muy bueno examinando todo tipo de piedras y valorando joyas, tanto que muchas personas venidas de muy lejos se acercaban hasta el taller para que el muchacho reparara, limpiara o evaluara con precisión sus joyas familiares.

Otro día, el tío le dijo a su sobrino:

-“Cuando veas a tu madre dile que el mercado ya está en el momento óptimo para que ponga a la venta su collar”.

El muchacho siguió las instrucciones, y al llegar a su casa, el le pidió a su mamá que le entregara el collar de zafiros para ponerlo en venta.

Entonces, para su sorpresa, analizó el collar y se dio cuenta de que ¡las esmeraldas eran falsas!.

Al siguiente día, el muchacho llegó al taller como siempre, pero estaba un poco consternado, tanto que no traía el collar consigo. Y su tío le preguntó:

-¿Dónde está el collar?

El joven le respondió:

-«No me lo traje porque cuando lo revisé me di cuenta de que era falso, ese collar no tiene ningún valor».

El muchacho cuestionó a su tío:

-«Si ya sabías que el collar era falso, ¿Por qué nos indicaste que lo guardáramos hasta que el mercado fuera adecuado para ponerlo a la venta?».

El joyero le respondió tranquilamente:

-«En el momento que me trajiste el collar, tú y tu familia estaban quebrados y necesitaban desesperadamente dinero. Si en esa ocasión Yo te hubiera dicho que el collar era falso, probablemente habrías pensado que les estaba mintiendo».

Y continuó:

-«Y, conociendo que vuestras condiciones financieras eran críticas, podríais pensar que os quería engañar con el argumento de que no tenía ningún valor, para solo beneficiarme a mí. Pero, ahora que tú ya puedes reconocer perfectamente cualquier joya, sabes muy bien el verdadero valor del collar».

Historia original de Moralstories26.com


De esta historia rescato dos cosas acerca del verdadero valor de las cosas:

Primera lección del verdadero valor de las cosas.

Enseñar, instruir o compartir cualquier tipo de conocimiento es una de las labores más nobles y loables en la naturaleza del ser humano.

Ayudarle a otra persona a entender y discernir, para luego poder valerse por sí misma es una acción que proyecta el espíritu de generosidad de quien instruye.

Las maestras y profesores ejercen una de las profesiones más satisfactorias de todas, yo los valoro mucho.

En esta historia, en concreto,

el tío le enseño un oficio al sobrino.

El experimentado joyero entendía que el conocimiento es invaluable, la enseñanza es intangible, por lo que muchas veces no se puede medir.

Pero, puedes darte cuenta del potencial de tus enseñanzas si por ejemplo les enseñas matemáticas a estudiantes de secundaria; allí quizás algunos no las apliquen en toda su vida, pero con que uno llegará a ser un reconocido matemático, o programador de software, para ti sería toda una satisfacción personal.

En el Mundo Occidental casi todos tenemos a nuestro alcance el mismo conocimiento, solo que no todos lo pueden o lo saben aprovechar constructivamente.

Segunda lección del verdadero valor de las cosas:

En el mundo profesional, es práctica común que queramos alcanzar más con menos, que intentemos lograr una mayor utilidad a un menor costo de trabajo; pero muchas veces, por desconocimiento, ignorancia y arrogancia, pretendemos que lo sabemos todo y apretamos a por ejemplo nuestros proveedores o asesores, sin darnos cuenta que castigamos injustamente sus ganancias solo por vernos beneficiados.

En ocasiones, el desconocimiento técnico y práctico del funcionamiento de una empresa, como la de nuestros proveedores o asesores, puede jugar un factor fundamental en el éxito o fracaso de esa compañía.

En otras ocasiones, y muy seguido, no solo por desconocimiento del verdadero valor de las cosas, sino por capricho o arrogancia apretamos a nuestros proveedores injustamente, mermando sus beneficios en aras de nuestro lucimiento personal.

Preguntémonos:

¿Cuántas veces cuestionamos los presupuestos, precios o tarifas de otros sin realmente conocer cómo se integraron los precios y cantidades?.

¿Realmente sabemos qué incluyen las tarifas en cuanto a materiales, mano de obra, herramientas u horas profesionales?, además de la serie de gastos administrativos que integran un precio final.

Nadie lo puede saber todo,

Si desconocemos el verdadero valor de algo no tiene nada de malo, y en lugar de castigar indiscriminadamente los precios de otros, mejor compararemos estos precios con los de la industria en cuestión, para tener una idea general.

Tratar de bajar los precios solo por deporte, o porque «Así soy Yo de exigente», o «Quiero quedar bien con mis jefes», a mí en lo personal me parece una forma indecente de actuación, y refleja una pobre actitud profesional.

Hay que saber por un lado poner precio a tu trabajo,

y por otro lado también hay que conocer el precio que implica ese mismo trabajo, para poder exigirlo con justicia en su momento. El hecho de «Ser justo» no quiere decir que uno sea blandengue, quiere decir que uno es profesional.

El desconocimiento técnico de las cosas nos puede llevar

a hacer juicios terribles, o a tomar decisiones equivocadas, muchas que pueden arruinar no solo a nuestros intereses, sino a los intereses de aquellos con los que convivimos, o con los que colaboramos, incluso cuando no buscan otra cosa más que nuestro beneficio.

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Fotógrafo: Stefan Schweihofer (Stux).

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