Guardar discreción es básico para tu Marca Personal
¿Le sueles contar a todos cualquier accidente que sufres?
¿Eres muy comunicativo con tus asuntos críticos?
Cuando acabamos de vivir un momento impresionante como chocar en coche, o cuando nos asaltan en la calle, o cuando somos testigos de un accidente, es normal que en esos instantes sintamos que nuestras emociones se agitan,
allí nuestro corazón se acelera, nuestra mente se pone en modo de incredulidad, porque pensamos que lo que estamos viviendo puede ser un sueño, o una pesadilla,
llegamos hasta intuir que si cerramos los ojos quizá todo eso desaparecerá;
pero, nos damos cuenta que en realidad estamos pasando por un evento desafortaunado, uno al que no estamos acostumbrados, por lo que no sabemos cómo controlarlo, ya que está más allá de nuestra injerencia.
Estos son episodios críticos y puntuales que no solemos tomar con naturalidad,
son momentos en que podemos requerir hasta de atención psicológica, dependiendo de la magnitud del percance.
Normalmente, después de un acontecimiento así, conforme vamos asimilando los hechos, vemos que estamos pasando por un trauma, y lo que es natural en casi todas estas situaciones de ‘estado de shock’ es que queramos exteriorizar el evento, y solemos buscar a una persona para descargar lo que acabamos de vivir.
En el caso de un accidente de tráfico,
en donde la culpa sea nuestra o no, es habitual que tendamos a exponer todos los hechos a quién sea que pase por allí,
al agente de la compañía de seguros,
al policía que llega para ayudar,
a algún testigo,
hasta los metiches que merodean por allí;
y después, durante las siguientes horas también lo comentamos con nuestros amigos, o
con nuestros compañeros de trabajo,
y con nuestros familiares,
En la mayoría de los casos exponemos los hechos como nos convienen, como quisiéramos que los demás entendieran el evento, tal como lo vivimos,
De esta forma estamos tratando de justificarnos con los demás, aunque no les debamos explicación alguna, aunque no los conozcamos.
Y, también descargamos nuestras inquietudes para que quien nos escucha se ponga de nuestro lado, para que nos entienda, y hasta que nos libere de culpas, a esto también se le llama catarsis.
Definición de catarsis.- Liberación o eliminación de los recuerdos que alteran la mente o el equilibrio nervioso, y al liberarlos vamos ganando aceptación de lo sucedido.
Cuando experimentas el evento crítico a nivel profesional
Hablando de otra escala de conmoción, quizá no en un evento tan espectacular como un accidente físico o un asalto a mano armada, o cualquier trance donde hayamos tenido nuestra integridad en peligro,
cuando estamos en nuestro trabajo o en nuestro medio profesional,
en algunas ocasiones nos toca vivir o ser testigos de eventos traumáticos, unos donde las emociones se nos disparan, y nos cuesta trabajo gestionar nuestra actitud, te doy algunos ejemplos:
Te enteras por casualidad que te van a despedir.
Lees un correo electrónico donde la empresa ha decidido unilateralmente que eliminará tus prestaciones.
Te das cuenta de que existen hechos ilegales o impropios de otros profesionales que ponen en peligro a tu empresa.
Descubres que alguien está haciendo malos manejos, y puede ser uno de tus superiores, cosa que te abruma.
Te has sentido insultado por algo que dijeron, lo cual te ha exaltado y puesto a la defensiva.
Has llegado a sobrepasar tus límites de prudencia y saber estar debido al hartazgo que te provoca uno de tus compañeros.
En todos los casos anteriores,
al igual que en un accidente de tráfico o en un asalto, cuando vives una situación sorpresiva o impresionante en el ejercicio de tus funciones, también tratarás de liberar tensión.
Es típico que cuando alguien sale muy alterado de una ríspida junta, dado que se discutieron asuntos complejos o hubo muchas fricciones,
algunos empiezan a contar fuera todo lo que aconteció dentro,
¡y a cualquiera que pasa por allí!.
Hasta están muy abiertos a contestar cuando les preguntas:
-«¿Bueno pero qué ha pasado? ¿porqué estuvieron tan alterados?»
Y esto propicia la catarsis; te pones a contar con pelos y señales todo lo ocurrido.
Aunque te hayas desempeñado muy bien durante una reunión complicada,
si has logrado por ejemplo no contratacar cuando te sentiste insultado, o te levantaste y saliste al enterarte de una noticia incómoda,
tu tendencia natural como ser humano será también la de buscar a una persona cualquiera para contarle lo sucedido, para desahogarte, para soltar tus traumas y preocupaciones.
Este momento de catarsis ‘laboral’ puede acarrearte muchísimos problemas en tres aspectos:
A) En tu trabajo, porque todo lo que cuentes por allí tendrá muchas posibilidades de repercutir en tus funciones.
B) En tu marca personal, porque al hablar a la ligera de los acontecimientos estás proyectando que no sabes guardar discreción y confidencialidad.
C) Afectas al futuro de tu carrera si no sabes guardar la debida discreción y cuentas asuntos confidenciales a la persona que no debías. Actuando así podrías acabar congelado en tu puesto por una larga temporada, o perder tu empleo, o marcado para siempre en un medio, justa o injustamente.
Cuando estás viviendo una situación sorpresiva y desagradable,
y sales a comentársela a cualquier compañero de la empresa,
aunque no sea de tu área, o a un colaborador cercano, o a uno de tus colegas, y lo que puede ser aún peor, a uno de tus superiores que no sea exactamente tu supervisor directo,
estás cometiendo una gran imprudencia que podría afectarte mucho porque:
UNO.
Aunque sientas que tienes confianza con esa persona, debes guardar discreción del asunto, porque nunca sabes hasta qué nivel puede estar o no involucrada con el suceso,
o si éste se verá afectado indirectamente por tu comentario, o
puede que ese compañero sea más leal con otra persona involucrada en el asunto,
o te juzgue como alguien imprudente, cosa que no te conviene en caso de que esa persona ascienda eventualemente por encima de ti, porque juzgue que no tienes la razón.
DOS.
Saber guardar discreción, o poner «cara de poker», es una de las habilidades más deseables en un ejecutivo de buen nivel.
Es fundamental para tu carrera guardar la máxima discreción que puedas durante los momentos más críticos, unos en donde estés perdiendo el equilibrio o no sepas gestionar lo que dices y lo que haces.
TRES.
Un simple comentario indiscreto, atinado o desatinado, pero compartido con la persona menos indicada (cosa que desconocías), puede cambiar en malos términos el rumbo de tu carrera.
Imagínate que te enteras de malos manejos en tu área,
unos que te podrían afectar injustamente, y en tu arrebato de coraje o catarsis, sales y se lo cuentas a la primera persona que te encuentras, y le das amplias explicaciones porque hasta te pregunta:
-«¿Cuéntame qué te pasa te veo muy agitado?»
Y tienes el infortunio de compartirle lo que pasaste, desconociendo ingenuamente que ésta persona tiene una relación cercana que con alguna de las personas que señalas.
Cuando expresamos nuestros sentimientos (no tanto nuestros fríos pensamientos) bajo un estado de ánimo alterado,
solemos perder la objetividad y la noción de las consecuencias que nos puede acarrear un simple comentario (que por muy correcto y verdadero que sea puede afectar el devenir de toda nuestra carrera).
En un estado alterado podemos equivocarnos fácilmente hablando y compartiendo cosas indebidas.
Guardar discreción es una competencia ejecutiva.
Se supone que los ejecutivos de los niveles superiores han ido ascendiendo entre otras cosas gracias a saberse gestionar a sí mismos y a lo que expresan, cosa que no todos logran demostrar.
La autogestión del comportamiento personal en momentos complicados y la buena toma de decisiones bajo difíciles circunstancias, son competencias que se van adquiriendo en el ejercicio continuo de toma de acciones y decisiones.
El que no es indispensable, el que no impacta el trabajo de otros con su propio trabajo, difícilmente será sometido al rigor de vivir situaciones complejas en las que tenga que dar soluciones, y que pueda provocar polémica.
Evita la reacción impulsiva de contar un hecho «grave» o «preocupante» a quien pase frente a ti.
No es indispensable que le expreses tu sentir o tu forma de ver una situación delicada a cualquiera que te pida explicaciones.
Usualmente le debemos rendir cuentas a un superior,
pero si consideramos que ni a éste le podemos comentar nuestro claro punto de vista, lo mejor es que expongamos ese comentario con un profesional de toda nuestra confianza, y de preferencia que sea totalmente ajeno al ambiente de donde provengan los conflictos.
La rendición de cuentas mutuas factor de éxito Mastermind
Muchos profesionales cuentan con un mentor, figura que Yo considero indicada para comentar todas estas cosas, siempre que ese mentor no trabaje dentro de la misma organización o tenga algún tipo de relación con todos los posibles implicados.
En otros casos, contar con un grupo mastermind también es de gran ayuda.
El grupo mastermind es el conjunto de profesionales que pueden escucharte primero, y luego comentarte sus puntos de vista de forma objetiva.
Tus compañeros mastermind no te van a decir lo que quieres escuchar, sino lo que consideran que debes saber.
Los trabajos que uno desarrolla, las funciones que uno ejerce y los problemas que en uno resuelve como parte de sus responsabilidades, no deben ser comentados por allí a la ligera.
Ten en cuenta que hablar de esto por aquí y por allá te marca con una etiqueta, esto determina tu marca personal.
Si en tu medio te das a conocer por exponer asuntos delicados a la ligera, por comentar cualquier problema sin guardar la mínima confidencialidad que le debes a tu puesto y a tu empresa, te estarás dando a conocer como un chismoso, y eso no te hace ningún favor.
Todos necesitamos conocer al menos un punto de vista externo
acerca de cualquier asunto crítico, y a falta de un mentor o de un grupo mastermind, lo puedes platicar con uno de tus amigos de toda la vida,
de preferencia al que tenga experiencia ejecutiva, y que no tenga relación alguna con tu empresa; un amigo así seguro que podrá aportarte una perspectiva que te aclare el camino.
Has seleccionado a este amigo como confidente porque sabes que es discreto, y en especial porque es tan leal contigo como tú lo eres con él.
«Ante la duda de rebasar, o adelantar un coche, mejor no lo hagas».
-Dicho popular
Siempre es mejor guardarte tus comentarios que arriesgarte a soltar información que afecte a tu empresa o a tu marca personal.
“Hay un momento para el valor y otro para la prudencia; y el que es inteligente los distingue”.
-John Keating | El Club de los poetas muertos.