¿Qué detiene las ideas que provocan cambios?
Seguramente tienes o habrás tenido lo que tú consideras una excelente idea.
Puede que hayas imaginado el guion para una película, o el argumento para una controvertida novela, o un nuevo concepto publicitario para destacar marcas en redes sociales…
Luego, por otro lado, también es muy probable que hayas dudado de tu idea, puede que pensaras:
“Esto no le gustará a nadie”, “me van a criticar negativamente porque no les parecerá interesante”, “mi idea es muy ambiciosa y difícil de llevar a cabo”, “este concepto es tan transgresor que no va a tener seguidores”, o “no creo que la gente apoye y adopte el cambio que propongo”.
Y si, puede que en parte todo esto sea verdad,
pero son verdades a medias porque lo más seguro es que tu idea o tu concepto original no le gusten a la mayoría.
Lo normal es que gran parte de tu entorno desapruebe tu singular propuesta, pero NO todos la reprobarán.
Saber y reconocer que la mayoría de las personas despreciarán, criticarán o rechazarán nuestras ideas es la causa principal que nos detiene de seguir adelante, de tomar acción y hacer que nuestra idea suceda en la realidad.
El hecho de esperar o querer que la mayoría aprueben nuestras ideas o propuestas es lo que nos hace renunciar a seguir adelante.
Y es que después de descubrir -o entender- que esa idea que nos surgió podría cambiar positivamente un medio o un entorno viene una etapa inicial de mucho entusiasmo.
Y ¿por qué es tan entusiasmante?
Porque entendemos que podríamos llegar a impactar a una gran parte de la población, ¡eso siempre será posible!
Lamentablemente, la concepción o invención de la mayoría de las ideas, sean buenas o muy buenas, dura muy poco.
Lo que sucede es que poco tiempo después de ese «entusiasmo repentino» viene la decepción; una decepción producto de saber o reconocer que esa idea -por sensacional que suene- no va a contar con la aprobación mayoritaria, incluso puede que en el corto plazo no obtenga ningún voto a favor.
Y ese es precisamente el punto que normalmente malinterpretamos, porque para llevar a cabo una idea muchas veces no necesitamos de la anuencia de los demás, especialmente si no contamos con un jefe que nos niegue el permiso para iniciarla.
La buena noticia es que en la mayoría de los casos donde producimos ideas, tampoco necesitamos de grandes cantidades de dinero ni de financiamiento alguno para realizarlas;
allí generalmente, lo que nos impide continuar es la sensación de que nuestra idea será mayoritariamente desaprobada.
Los CEO’s también aportan ideas que provocan cambios, pero…
En el caso por ejemplo de los Directores Generales o CEO’s de grandes empresas conocemos que tienen ciertas limitaciones a la hora de proponer ideas a su mesa de consejo, porque aunque tienen gran margen en la toma de decisiones.
En algunos momentos donde las decisiones son tan importantes que superan su nivel de injerencia, estos Directores se ven en la necesidad de pedir la aprobación mayoritaria de la mesa de consejo para llevar a cabo un nuevo proyecto, una fusión, una compra importante o un cambio de modelo o de paradigma, lo que por supuesto requiere de una estricta aprobación.
Pero en tu caso, si tú eres un emprendedor,
un freelancer, un empresario independiente, o si incluso te encuentras en tus tiempos libres (fuera de tu trabajo), nada te puede ni te debe detener de llevar a cabo tu idea, particularmente cuando ésta no requiera de una importante inversión de recursos.
Y ¿por qué?
Porque no deberías hacer un referéndum para que te aprueben o te nieguen tu idea,
tampoco le veo sentido que practiques una encuesta a todos tus conocidos para ver si les parece que tu propuesta es lo suficientemente buena desde sus puntos de vista.
Y exagerando, NO deberías solicitar un mínimo número de firmas para poder ponerte en acción, especialmente si tu idea es una propuesta -o proposición- de cambio de modelo, algo que podría transformar la forma en que concebimos una teoría, un sistema innovador, una forma diferente de hacer y entregar un producto.
Los productores de grandes ideas, los generadores de nuevas y transgresoras propuestas de cambio en general entienden que estas propuestas no lograrán un consenso general, ni mucho menos una aprobación mayoritaria.
Es verdad que no todas las ideas son fantásticas, ni tampoco viables, no todas se pueden llevar a la acción.
Las ideas más difíciles de concretar son las propuestas que precisamente provocan cambios importantes en un sector de la sociedad, o en un medio, o en una industria.
Lo paradójico y hasta cómico es que muchas veces el éxito de una idea no reside en su concepción, ni en su invención, el éxito más bien recae en el hecho de llevarla a la práctica, de tomar acción para que suceda.
Porque buenas ideas sobran.
¿Cuántas buenas ideas ya existen por allí y ni siquiera han salido del cajón?
Seguro que desde hace tiempo tienes una buena idea a la cual todavía no le das seguimiento.
Ideas que provocan cambios positivos
Componer una original canción de protesta, escribir una artículo polémico, grabar un video asombroso, diseñar un espacio innovador, grabar un audio proponiendo una nueva corriente de pensamiento,
todas estas pueden ser acciones difíciles de crear, pero no imposibles de llevar a cabo porque no requieren de grandes recursos para hacerlas realidad,
basta con escribir un artículo en tu propio blog, o colgar tu elaborado video en Youtube, o proponer tus ideas en audio y compartirlas en las redes sociales dentro del grupo apropiado para impactar en al menos una persona, una persona que podría valorar y abrigar ese cambio que propones.
Las ideas que proponen y provocan cambios y nuevas formas de hacer, o conceptos nunca antes imaginados son las que más trabajo cuesta propagar, porque quizá van en contra de los intereses de un medio, o porque contradicen al statu quo, o incomodan a las principales corrientes que dominan el tema que quieres difundir.
Las ideas que proponen cambios no pueden ser para todos, ni tampoco podemos esperar que la mayoría las aprueben, eso ya lo tenemos garantizado desde antes de ponernos en marcha con nuestra idea.
No existe idea que sea tan mala que no tenga al menos un entusiasta seguidor.
Un solo y fanático seguidor es suficiente para que tu idea brinque a otras plataformas y redes sociales, para que otros te reconozcan.
Más que buscar la aprobación de los demás, lo que necesitas es mantener tu idea, tanto en sus formas como en su fondo, porque eso reflejará tu consistencia e integridad.
Debes continuar trabajando y aportando tus propuestas en el medio que consideres más se ajusta a tu oferta, debes avanzar con la misma filosofía de trabajo, debes tratar de dejar una marca.
Has de imprimir tu sello personal, para dejar una huella que haga que te descubran y te relacionen.
Proponer ideas que produzcan cambios, y cambios que sean profundos no es una labor de un día, ni de un mes, y quizá ni de un año.
Lograr un cambio de paradigma con una idea requiere mucho esfuerzo, también constancia y por supuesto gran motivación a pesar de los comentarios en contra.
Mientras intentas esparcir y hacer llegar tu idea original seguramente te encontrarás con muchos detractores y críticos voraces, pero tú concéntrate en descubrir y quedarte con aquellos que sí crean en tu concepción de cambio, aunque solo sea una persona.
Para que florezca una idea primero se tiene que sembrar la semilla. Por muy buena semilla que tengas, no podrá crecer si no le provees de agua, abono y cuidados.
«El secreto del cambio reside en concentrar toda tu energía NO en luchar con lo antiguo, sino en construir lo nuevo».
-Sócrates