El Poder de Observación del Líder
¿Consideras que tienes buena o muy buena capacidad de observación?
En su caso puede que no te consideres observador, ni lo veas como algo necesario, pero
¿Sabías que una de las características de muchos líderes es su gran poder de observación?
Empiezo planteándote este par de preguntas porque escuché una de la emisiones del podcast estadounidense ‘The Art of Charm‘, conducido por los carismáticos John Dzubak y Jordan Harbinger, donde comparten la anécdota de uno de sus grupos mastermind, misma que me pareció interesante para desarrollar el tema de este artículo/podcast.
Resulta que en una de las sesiones presenciales de uno de sus grupos mastermind, que no era la primera, ya que habían estado reunidos en varias ocasiones y con el fin de descubrir una de las características del liderazgo, les pareció interesante y hasta divertido practicar una dinámica grupal para probar el poder o capacidad de observación de todos sus miembros.
Dinámica para Grupo Mastermind
En dicha dinámica les pidieron a todos que escribieran por lo menos 3 cosas que habían aprendido de cada persona con las que habían convivido hasta entonces en ese grupo.
Podía ser una habilidad/destreza que detectaran, un conocimiento específico, una aportación interesante, un destacado punto de vista, una característica positiva, un valor o una aportación digna de compartirse.
La sorpresa que se llevaron es que
a pesar de contar con compañeros de diversas profesiones y disciplinas, entre ellas paradójicamente gente de Comunicación y Recursos Humanos #RRHH, la mayoría solo pudieron escribir una o dos cosas que habían aprendido de sus compañeros, casi todos eran comentarios sin relativo peso ni valor de fondo.
Solo los coordinadores del grupo fueron capaces de escribir varias o muchas características, por supuesto mucho más de 3 acerca de todos y cada uno de los miembros de ese grupo.
Los conductores del programa sugieren -o justifican- que como coordinadores lograron captar todas esas habilidades y valores de cada uno los miembros, en vista que cuentan con un ejercitado sentido de la observación,
Ellos como facilitadores están habituados a observar y a escuchar buscando encontrar las mejores habilidades y características de las personas con las que interactúan, tanto en sus grupos de trabajo como en sus interacciones sociales fuera del ámbito laboral.
Lo que sucede es que quien trabaja como Asesor, mentor, coach, profesor, coordinador de grupo, entrevistador de empleo y hasta como psicólogo se supone que debe tener más ejercitado su sentido de observación, pero sorprendentemente allí descubrieron que no siempre es así.
10 Características de un Mentor
«Uno no nace con un agudo poder de observación» (tampoco un líder).
En general una buena capacidad de observación se adquiere con el ejercicio de activarse en modo de poner interés y luego escuchar con atención, eso sí con una práctica constante.
Pero para practicar el Poder de Observación, como líder o persona de a pie, es indispensable relacionarse “lógicamente” con otros individuos en persona, aunque Online también se puede adiestrar este sentido, pero tiene que ser en interacciones uno a uno.
En el caso del vídeo, por ejemplo durante una videoconferencia, es más difícil practicar la observación en un grupo donde el uso de palabra cambia constantemente de persona, y mucho menos donde predomina el desorden.
Lo que he comentado en reciente artículo -en el 721 ‘La Atención que todos requerimos‘-, es que:
Con la proliferación del Internet y la facilidad que éste proporciona para arrojarnos información rápida, expedita y resumida es que a nivel personal y a nivel cognitivo estamos perdiendo cada vez más la capacidad de poner atención.
Este poder de poner atención para descubrir el potencial que tiene cada persona con la que interactuamos -o convivimos- no te lo proporciona la tecnología ni el internet.
Es necesario trabajar el interés y la atención para descubrir, para obtener lo mejor de cada uno, para encontrar las características más notables que todos tenemos con el fin de avanzar, tanto a nivel personal como grupal.
¡Esto es lo que hacen los líderes!
La observación del líder le proporciona agudeza.
Como siempre me remito a proporcionar un ejemplo futbolístico.
Pero si no es con observación,
¿Cómo logran los directores técnicos de los equipos deportivos encontrar las mejores cualidades de cada jugador, tanto físicas como mentales para determinar en qué posición serán más eficientes y competitivos?
El verdadero líder de cualquier ‘equipo de trabajo’ pone atención para descubrir en dónde puede colocar a cada miembro del grupo con el fin de lograr la mejor funcionalidad del conjunto.
El poder de observación es prácticamente todo lo que tenemos para contrarrestar a la tecnología.
Esta capacidad de observación es la que nos diferencia de nuestros similares, de la competencia y también de los algoritmos.
Te garantizo que cuando buscas las características de determinado profesional para contratarlo no escoges al primero que te arroja tu búsqueda en Google, no lo seleccionas porque sabes que muchos, quizá no los mejores pagan por estar en la primera opción de las búsquedas;
es entonces cuando tienes que aplicar tu poder de observación, y lo mejor que puedas si es que no lo tienes muy afinado.
Cuando el líder delega su poder de observación
En otras ocasiones, lo malo es que delegamos el poder de observación en los demás, en tus asesores, en tus subalternos, en tus colegas, en las aplicaciones de tu móvil, en un reclutador y hasta en Alexa.
Seguro que has recurrido a Google Maps cuando vas por la calle estando a solo un par de cuadras del lugar a donde te diriges, y en lugar de buscar físicamente los nombres de las calles o de observar las referencias que te pueden ayudar a llegar más rápido, prefieres que tu aplicación (App) del celular te diga dónde te ubicas exactamente y por dónde tienes que caminar, hasta por dónde debes cruzar la calle.
Este es el tipo de tecnología que utilizada en exceso atrofia nuestra capacidad de observación.
Es increíble, pero en ocasiones googleamos algunos nombres de personas y llegamos a creer a ciegas la información que nos arroja.
En Google confirmamos sus antecedentes y hasta su peso.
Tomamos como válidas las críticas destructivas que probablemente sean injustas en relación a tal personaje, en lugar de contrastarlas y observar el comportamiento o las acciones que demuestran el verdadero valor que tiene esa persona.
En realidad lo que un líder o alguien que aspire a serlo debe hacer primero es callar, luego poner atención y observar lo que los demás tienen que decir con el fin de entender sus deseos y aspiraciones, para comprender sus miedos, sus preocupaciones y sus necesidades.
El hecho de que muchas interacciones sean fallidas (o no exitosas) porque no se alcanza un entendimiento, no implica que no seamos capaces de ver las virtudes y destrezas de quien tenemos en frente,
sino que estamos más ocupados en resaltar nuestras propias cualidades por encima de los demás, esta es una visión egoísta que obstruye nuestro potencial de liderazgo.
Al convivir con otras personas, pero dándoles la prioridad de palabra para observarlas realmente expandes tus horizontes porque puedes llegar a conocerlos a un nivel más elevado y con eso abres puertas mutuas de entendimiento, aprendizaje y colaboración, y ¿porqué no? hasta de amistad.
Como regla general:
Si no observas no aprendes.
Si no observas no decodificas los mensajes que te están llegando.
Cuando no observas no puedes interpretar otros puntos de vista.
Si no observas no te expandes, ni tampoco evolucionas.
Todo esto de la observación es parte del crecimiento personal y también profesional.
Hoy en día mucha gente no está dispuesta a escuchar,
ni mucho menos a poner atención a lo que otros tienen que decir o aportar, esta es en gran medida la problemática central de la política y la diplomacia:
«La intransigencia a la hora de exponer y recibir información».
Y la causa de esto es que unos no están dispuestos a escuchar, o escuchan pero no observan las causas ulteriores del otro, y así difícilmente se llega a un entendimiento en ambos sentidos.
Seguro que has escuchado a mucha gente decir que respetan la cultura, la idiosincrasia y hasta las formas gestuales en que otros se expresan, pero esto no quiere decir que realmente los entiendan.
¿Tú qué opinas o cómo te hace sentir alguien a quien le comentas un tema de tu interés y éste o ésta parece aburrirle o fastidiarle?
Como por ejemplo: cuando dices que te gusta la ópera, o los libros de poesía y recibes una mueca de disgusto o de indiferencia, cuando no se voltean para otro lado.
Y que diferencia percibes cuando propones un tema de tu gusto y el otro o la otra te responde con gran interés y energía, cuando sientes que hablan con tu mismo nivel de emoción, como entrando en sincronía, o en armonía contigo.
¡Qué gusto te da cuando el otro quiere seguir escuchando más de lo que tienes que decir!
Tenemos que entender que cada uno habla e interactúa de forma diferente, y a pesar de algunas discrepancias de criterio uno debe respetar otras culturas e intereses.
La observación que el líder ejercita
Hay que tener un mínimo nivel de interés por el otro y lo que tiene que decir o compartir, esto tiene que ver directamente con el liderazgo que se obtiene a partir de ejercitar el poder de observación.
En otras ocasiones he comentado que ‘todos los seres humanos queremos ser escuchados y valorados’,
esto es, queremos ser apreciados de alguna forma por lo que somos, por lo que hacemos o por lo que representamos;
aspiramos a que los demás reconozcan nuestra Marca Personal como nosotros quisiéramos que la entendieran.
En vista de que todos queremos ser escuchados y estimados debemos prestar atención, y si no podemos observar a quien tiene algo que decirnos ésta o éste pueden sentirse despreciados, ignorados o ninguneados.
Te garantizo que absolutamente a todos nos gusta escuchar lo siguiente:
¡Tienes razón!
Estoy de acuerdo contigo.
Ese punto de vista no lo había contemplado.
Gracias por esa observación, me ha ayudado mucho.
De ahora en adelante voy a tomar en cuenta eso que mencionaste.
Aunque discrepo con lo que dijiste siento que también debe tomarse en consideración.
La falta de observación es el gran fallo del líder
Muchos líderes, Jefes, Superiores, o gente en posición de ejercer cierto poder sobre algunos se equivocan al no saber reconocer ni validar a su gente, y no los validan porque no los observan y mucho menos les prestan la debida atención.
Lo que en gran medida sucede es que en cada interacción casual, en cada plática social o durante alguna reunión profesional primero pensamos más en nosotros y en nuestros intereses.
Estamos más ávidos de vender a toda costa, de que escuchen nuestra oferta, de que nos compren nuestro producto, de que nos descubran como encomiables, como envidiables;
en lugar de ‘primero escuchar’, ‘poner atención’ y cuando se pueda ‘aportar algo positivo a la causa del otro’.
«La mayoría de la gente no escucha con intensiones de entender, escuchan con intenciones de responder”.
-Stephen Covey (1932-2012) | Los 7 Hábitos de las Personas Altamente Efectivas