En una moderna y dinámica sociedad donde todos tenemos y podemos contar con exceso de información, a todos los niveles, cosa que puede hacernos sentir que estamos facultados para hablar casi de cualquier asunto como si fuésemos unos adoctrinados en el tema, es de lo más común asumir y hasta creer con firmeza que lo que decimos y opinamos acerca de los demás es correcto y verdadero.
Y llenos de certeza, nos atrevemos a expresar que quienes no coinciden con nuestro punto de vista están equivocados.
Esta discrepancia entre nuestro punto de vista y el de los demás nos llega a facultar temerariamente para cruzar la línea del respeto, para descalificar o en su caso hablar mal de quienes no piensan ni actúan como nosotros.
Descalificaciones de lo más común:
Algunos por allí reprobamos al director técnico de la selección nacional porque se equivocó con la alineación que propuso para ese partido tan importante.
Le silvamos y le gritamos hasta insultos maternos al jugador que falló con el balón justo cuando estaba solo frente a la portería, cosa que por supuesto ¡Nosotros nunca hubiéramos errado!
Hablamos mal de determinada persona porque hace un lucimiento desmedido de su actividad en redes sociales. Paradójicamente, también hablamos mal de los que no dignan exponerse en redes sociales solo porque carecen de perfiles en ellas; en esto, al parecer, jamás existirá un punto intermedio que nos satisfaga, siempre hablaremos mal de otros.
Por otro lado, hablamos mal del individuo que fracaso en su intento por provocar un cambio de paradigma en equis empresa; intento que nosotros jamás hemos hecho y probablemente nunca nos atrevamos a hacer.
La aburrida y monótona cantaleta general es que el político de turno hable mal de su archirrival que ostenta el puesto de presidente. Luego, una vez que ese político por fin ocupa el deseado cargo, también habla mal de aquellos que ahora les toca ser sus detractores.
Escasean las personas que hablan bien de los demás.
Pocas veces estamos dispuestos a hablar bien de otros y otras, como si eso nos degradara, como si el hecho hablar bien de alguien nos ubicara en una posición de inferioridad.
Parece que es mucho más fácil y hasta entretenido hablar mal del vecino, del colega o del competidor que no tiene ni idea de nuestra existencia.
Hablamos mal del que se expone con el torso desnudo en redes sociales, lo conozcamos o no a nivel personal.
En el caso de un personaje público como Kim Kardashian, quien no necesita mayores presentaciones, se ha hablado mal hasta el cansancio:
«Que porque no agrega valor alguno ni es ejemplar».
«Porque es superficial».
«Que porque tiene controvertidas relaciones sentimentales».
«Dizque porque tiene una báscula en cada habitación de su mansión».
Pero, en el momento que Kim Kardashian decide estudiar una carrera profesional, la de leyes, también se le critica destructivamente. Es que haga lo que haga parece que nunca estará exenta de las opiniones negativas de los demás, mismas opiniones que paradójicamente le ayudan a fortalecer su privilegiado posicionamiento en el mundo de la socialité y también en las redes sociales.
Este es uno de los ejemplos de que estar sometido a la ignominia y al escrutinio público es material y financieramente rentable.
Todos tenemos tres opciones a la hora de hablar de una persona:
A) Hablar bien,
B) Hablar mal y
C) Callar, que casi es como hablar mal, porque como dice el dicho «El que calla otorga».
Las razones por las que hablamos BIEN de los demás siempre son y serán variadas.
Se puede hablar bien de otra persona por reconocimiento, por agradecimiento; también por hipocresía, o por interés, por complicidad, por admiración, por educación, porque es parte de nuestro trabajo; y parafraseando a Friedrich Nietzsche: Por tendencia a ser ‘rebañeros‘, o lo que es lo mismo por ser ignorantes.
En fin, la forma y fondo en que hablamos de los demás dice efectivamente mucho de esas personas a quienes les colgamos etiquetas. Pero, más que todo, la forma y fondo en que nos expresamos acerca de otros habla mucho más de nosotros mismos como personas.
Estamos viviendo tiempos en que se necesita «con urgencia» DEJAR DE escuchar que unos y otros SOLO HABLEN BIEN DE SÍ MISMOS. A casi nadie le regocija escuchar autocríticas positivas ni alabanzas en boca propia.
Lo me atrevo a sugerir es que si te llegas a ver en la disyuntiva entre tener que hablar bien o mal de una persona, jamás te equivocarás hablando bien de esa ésta, nunca fallarás hablando positivamente de una persona (conocida o no), siempre que no suenes falso, interesado o hipócrita.
Encuentro muchas y variadas razones por las que hablo bien de una persona, ¡Una que puedes ser tú! Y, sin darte coba ni echarte rollos, aquí tienes mis 50 motivos:
50 Razones por las que hablo bien de ti
1. Hablo bien de ti porque estoy de acuerdo con tu loable causa, para que no te sientas sola.
2. Hablo bien de ti porque nadie más lo hace y considero que ya te lo mereces.
3. Hablo bien de ti porque algo de lo que has hecho resulta de gran utilidad para mi y creo que puede beneficiar a muchos más.
4. Hablo bien de ti por congruencia, ya que tus servicios y productos son muy buenos y no decepcionan.
5. Aunque apenas te conozco, hablo bien de ti porque sé que eso sentará buenos cimientos para el inicio de nuestra relación, sea personal o profesional.
6. Aunque no me conoces, hablo bien de ti porque además de merecértelo eso me dignifica.
7. Hablo bien de ti porque (al margen de nuestras diferencias) me parece correcto hacerlo.
8. Hablo bien de ti porque siempre estás para ayudarme y es justo corresponderte.
9. Hablo bien de ti no solo por seguir las tendencias, lo hago por convicción personal.
10. Hablo bien de ti porque eres una persona muy generosa y creo que la generosidad debe enaltecerse per-se.
11. Hablo bien de ti porque me pediste que lo hiciera; y además, creo sinceramente que eso lo debí haber hecho desde hace tiempo.
12. Hablo bien de ti porque ayudas a muchas personas y considero que tu causa debe divulgarse ampliamente para llegar a más gente.
13. Aunque no estoy totalmente de acuerdo contigo, hablo bien de ti porque admito que me superas en el dominio de muchos temas, y es muy posible que tengas toda la razón.
14. Hablo bien de ti porque sé que hablar mal de una persona (incluso con causa justificada) me degradaría como persona.
15. A pesar de que todo mundo crea que tienen causas justificadas para hablar mal de ti, hablo bien de tu persona porque he descubierto valores en ti que otros no ven.
16. Ante el alud de críticas negativas que recibiste, me detuve de apoyarlas y hablé bien de ti porque entiendo que es justo que AL MENOS UNO lo haga.
17. Hablo bien de ti porque se que eso te animará para seguir en tu lucha.
18. Hablo bien de ti porque me indigna que pases desapercibida después de tanto esfuerzo y dedicación.
19. Aunque te equivocas mucho, como todo mundo, hablo bien de ti porque recapacitas con humildad y tomas nuevos caminos sin justificarte ni menospreciarte, simplemente sigues adelante SIN HACER ALARDES PROTAGÓNICOS.
20. Hablo bien de ti no para llevarle la contraria a los demás, ni para llamar la atención hacia mi propia persona; hablo bien de ti, entre otras razones, porque me parece que es justo.
21. No hablo bien de ti solo por hacer proselitismo a tu favor, lo hago porque así apoyo tus encomiables ideas.
22. Hablo bien de ti porque no la había hecho antes.
23. Hablo bien de ti y de tus conceptos porque así proyecto mi propia idiosincrasia.
24. Allí donde otros no encuentran motivos suficientes para hablar bien de ti, yo si lo hago, y lo hago porque estoy obligado a buscar y proyectar el lado positivo de todas las personas.
25. Hablo bien de ti porque pienso que otros deberían imitarte para mejorar como personas.
26. Hablo bien de ti porque callarme tus admirables acciones sería tanto como menospreciarme a mi mismo.
27. Hablo bien de ti porque como persona y profesional te estimo de todo corazón.
28. Hablo bien de ti porque creo que eso provocará que más personas también hablen bien de ti.
29. Aunque tú hables mal de mí, yo si hablo bien de ti porque estoy seguro que eso provocará que algún día cambies de parecer, y uno nunca sabe, quizá podamos ser amigos.
30. Hablo bien de ti porque me haces sentir importante aunque no me lo merezca.
31. Aunque no lo necesitas para engrandecer tu ego, hablo bien de ti porque considero que eso que tú haces o desarrollas es digno de aplaudirse.
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32. Hablo bien de ti porque mis convicciones me dictan que no puedo hablar mal ni criticar negativamente ni a ti ni a nadie.
33. Hablo bien de ti porque tú siempre hablas bien de mi. Y yendo un poco más allá:
34. Hablo bien de ti porque tú hablas bien de absolutamente todas las personas a las que mencionas, y creo que deberían existir más personas como tú.
34. Hablo bien de ti porque a pesar de que todavía no alcanzas la meta que te propusiste, tengo una enorme fe en que algún día lo lograrás.
35. Hablo bien de ti y con razones porque así siento que estoy ayudando a engrandecer tu noble y desinteresada causa para que otros sean mejores, y que éstos a su vez también ayuden a otros a superarse.
36. Hablo bien de ti porque me parece lo correcto, no porque otros me lo ordenen o me paguen por ello, cosa que me rebajaría al nivel de convenenciero, hipócrita o carroñero.
37. A pesar de que me criticas duramente, voy a hablar bien de ti porque creo que puedo rescatar el lado positivo de lo que considero una exigente retroalimentación.
38. Hablo bien de ti no porque busque un beneficio personal o retribución alguna; hablo bien de ti porque encuentro razones de peso para hacerlo al margen de la injerencia de otros intereses.
39. Aun cuando no me simpatizas, hablo bien de ti porque lo considero un enorme ejercicio de humildad y crecimiento personal.
40. Hablo bien de ti incluso por escrito porque quiero apoyarte en la medida de mis posibilidades, para que seas debidamente reconocida con todo el crédito que te mereces.
41. Entre otras razones, hablo bien de ti porque eso contribuye a mejorar tu imagen y visibilidad.
42. Hablo bien de ti porque este es el momento, y sé que después ya será muy tarde para hacerlo.
43. A pesar de que tú hables mal de mucha gente yo voy a hablar bien de ti; y no para darte por tu lado sino para ver si meditas y cambias de actitud.
44. Hablo bien de ti a pesar de que tú ya lo haces en exceso, porque sé que lo necesitas escuchar constantemente en vista de que te falta tener mucha seguridad en ti mismo.
45. Hablo bien de ti para que otros te descubran, luego para que te prueben, y esperando que por supuesto te contraten; y si tú desempeñas un buen papel, eso hablará bien de mi.
46.- Hablo bien de ti porque creo que ese es uno de los caminos que nos conducen a mejorar el mundo, hablar bien de los demás.
47. Hablo bien de ti para para que cada vez seamos más los que hablamos bien de otros, para que primordialmente escuchemos más comentarios enriquecedores y menos tóxicos.
48. Hablo bien de ti porque nunca debí haber hablado mal de ti, ni de nadie.
49. Hablo bien de ti porque esta simple y escasa acción ayuda a mejorar el mundo en que vivimos.
50. A pesar de que ya no estás entre nosotros, hablo bien de ti porque creo fervientemente que me escuchas cuando lo hago.
“Ayudando a los demás es la forma en que nos ayudamos a nosotros mismos”.
–Oprah Winfrey | Actriz y productora de TV