¿Qué me compro, un Lamborghini o un Ferrari? | 125

  • ¿Qué me compro, un Lamborghini o un Ferrari? La historia de emprendimiento del italiano Ferruccio Lamborghini, y cómo obtuvo su motivación de Enzo Ferrari para desarrollar el diseño y fabricación de uno de los coches deportivos más potentes y espectaculares del mundo automotriz.
  • Ferruccio Lamborghini nació en Italia en 1916, desde temprana edad demostró su fascinación por las máquinas y los motores.  Durante la Segunda Guerra mundial se alistó en la Armada siendo enviado a la Isla Griega de Rodas, donde afortunadamente vio muy poca acción; debido a que esa isla estaba básicamente relegada del resto del conflicto, fue así como pudo sobrevivir sin mayores peligros, trabajando como mecánico, reparando camiones, coches, motocicletas y equipos que le enviaban para ponerlos de nuevo en acción, y en una época de conflicto bélico, desabasto y carencias, las reparaciones tenía que realizarlas en su gran mayoría con piezas re-usadas y hechizas. El joven Ferruccio Lamborghini llegó a ser conocido como el Mago de la Improvisación Mecánica, llegando a ser altamente demandado por sus habilidades para reparar motores.Al término de la Guerra, Lamborghini regresó a su casa, cerca de Módena en el Norte de Italia. Emprendió un taller de reparación de coches y motocicletas. Como buen Emprendedor, pronto se dio cuenta de la gran necesidad que esa zona requería de tractores para el arado, él aprovecho esta urgencia.  Se puso a trabajar y descubrió que podía producir un tractor por mes utilizando las piezas de vehículos militares en abandono. La pujante economía italiana requería cada vez más tractores de gran calidad para impulsar su crecimiento. Entonces, Lamborghini empezó a fabricar sus propios motores para tractores. Su negocio llegó a prosperar tanto que en el año de 1960 alcanzó una producción que superaba los 400 tractores al mes. En ese mismo año inició la expansión de su empresa manufacturando además de tractores, equipos de calefacción y aire acondicionado, logrando alcanzar un gran éxito comercial además de construirse también una notable Marca Personal y empresarial, con su apellido por delante.Siendo ya un empresario próspero, Ferruccio adquirió un Ferrari 250GT, uniéndose con esto al pequeño y exclusivo grupo de personas que en la época podían darse el lujo de tener un Ferrari en su cochera.Según el mismo Ferruccio, ese Ferrari 250GT le dio muchos problemas desde el principio, sobre todo por el mal funcionamiento clutch o embrague, le fallaba constantemente; estaba muy decepcionado por haberlo comprado, y también frustrado de que un coche de esa categoría no funcionara como debía.

    En una entrevista que Ferruccio le concedió en 1991 a la revista británica Thoroughbred & Classic Cars  (Pura-Sangres y Coches clásicos) Lamborghini describió cómo decidió trasladarse hasta la cercana fábrica de Ferrari donde solicitó hablar personalmente con el mismo Enzo Ferrari.

    Enzo no tenía tiempo para atender a un fabricante de motores agrícolas y simplemente lo despachó.

    Ferruccio dijo: “Decidí hablar con Enzo Ferrari. Me hizo estarle esperando allí durante mucho tiempo. Pero, en cuanto lo vi, me quejé: Ferrari, tu coche es una basura».

    Il Commendatore (o el comandante) estaba por supuesto furioso y le respondió: “Lamborghini, tú sabrás manejar un tractor, pero nunca podrás conducir apropiadamente un Ferrari”.

    Ferruccio agregó: «Este fue el punto en donde finalmente decidí construir el coche perfecto. Ferrari jamás me volvió a hablar.  Admito que era un Gran Hombre, pero era muy fácil hacer que se molestara».

    La Empresa de Lamborghini pasó muchas dificultades durante la crisis energética de los años setentas, y tuvo varios tropiezos financieros, hasta que finalmente se vio obligado a ceder la compañía a otros accionistas.

    En esa misma entrevista de 1991, Ferruccio comentó: “Después de todo, sigo aquí en Italia. Celebrando el quincuagésimo aniversario de La Empresa que nació por el deseo de enseñarle a un ignorante Enzo Ferrari LA MADRE DE TODAS LAS LECCIONES. Y, contra todos los pronósticos, Il Automobili Lamborghini sigue aquí, haciendo olas, sobrepasando los límites, aún alterando y perturbando al Establishment (o sea al orden reinante). Y sí, este automóvil todavía sigue provocando que los adultos gateen como niños cuando posan sus ojos incluso sobre el más antiguo de uno de estos modelos” (sic).

    Lamborghini decidió que no había nada que Ferrari hiciera que él mismo no pudiese hacer mejor. Decidió a partir de ese momento construir su propio coche deportivo con un motor de 12 cilindros en V. Para este diseño, contrató a un talentoso ingeniero llamado Gianpaolo Dallara, quien había trabajado previamente con Ferrari en el desarrollo de otro motor V12.

    Hoy se conoce que las cifras de ingresos de Automobili Lamborghini alcanzaron por ejemplo en el ejercicio de 2012 casi 500 millones de Euros.

    Esta me parece la inspiradora historia de una persona de clase media, proveniente de una familia de granjeros, que como Emprendedor logró posicionarse como un Ejecutivo cuyo valor intrínseco alcanzó una millonaria rentabilidad.

    No quiero decir con todo esto que si nuestro coche nos falla, no nos convence o no nos gusta, empecemos nuestra propia compañía de coches para competir con las demás. Aquí, lo que pretendo es rescatar más bien el ideal de Lamborghini, aprender de la creatividad y pasiones que pueden surgir a partir de una insatisfacción con un producto, o de notar y encontrar unas carencias de mercado para satisfacerlas y aprovecharlas como nicho de mercado.

    Pero ¿qué hizo Lamborghini para diferenciarse del resto, para posicionarse como Marca y lograr un Gran éxito.

    Primero. Retó los convencionalismos del status quo, pensando en crear algo único que superara las expectativas de los potenciales clientes.

    Segundo. Tomó la iniciativa para diseñar y producir algo que fuese mejor que los mejores. Tuvo determinación y carácter, hizo que las cosas sucedieran.

    Tercero. Aplicó su creatividad y también se decidió por aprender (porque no lo sabía todo), arriesgó (porque ya tenía una empresa productiva, un posible fracaso podría perjudicarle los logros ya alcanzados), colaboró (porque también contrató a un Ingeniero de Ferrari, tuvo ese detalle de humildad para no creerse que él solo podría con todo) y tuvo dignidad (para poder ceder o traspasar a otras manos la compañía en los momentos económicamente más críticos), tuvo sabiduría para dejar ir la compañía, y ese trago habrá seguramente sido el más amargo de su próspera carrera.

  • Cita del mismo Ferruccio Lamborghini.

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