Hablar de uno mismo difícilmente causa gran interés
Hablar de uno mismo puede parecer algo de lo menos intrascendente desde un punto de vista conversacional.
Como seguramente notamos, mucha gente cuenta con gran facilidad para poder tomar la palabra durante una reunión entre amigos o en medio de una junta de trabajo y ponerse a contar sus historias personales de convivencia, de trabajo, de éxito o en su caso de fracaso.
En otros casos hay quienes son un poco más renuentes a hablar de si mismos, ya sea por discreción, por timidez o simplemente por una decisión estrictamente individual que los auto-limita a compartir ciertos aspectos de su vida personal,
y las causas que cada uno tenga para ser hermético respecto a determinados asuntos de su vida particular son y deben ser totalmente respetadas.
Hablar de uno mismo en una reunión o durante una conferencia es un componente natural y generalmente aceptado en toda conversación.
El hecho de poder hablar de uno mismo con total libertad y sin complejos es sin lugar a dudas un signo de salud mental, cosa que además refleja una buena seguridad en uno mismo, eso en principio está bien desde la mayor parte de criterios.
Pero, hablando de uno mismo, ya en términos de marketing de marca personal usualmente se recomienda tener bien preparado un “elevator pitch”, esto es:
Un discurso personal que sea breve, altamente informativo, directo y de valor.
De igual manera las técnicas de personal branding también nos sugieren que sepamos contar historias, pero principalmente nos recomiendan que podamos transmitir de manera eficiente una historia en particular;
¿Y cuál puede ser esta historia? Pues nuestra propia historia personal.
Cómo destacar contando tu historia
Hablar de uno mismo para transmitir un mensaje
Aquel o aquella que sabe hacer llegar o comunicar sus antecedentes personales aunados a un mensaje concreto de forma natural y adecuada a cada situación puede lograr una gran capacidad de convencimiento, independientemente de la veracidad de su mensaje.
La seguridad en uno mismo aunado a una buena habilidad para transmitir un mensaje pueden convertirse en eficaces herramientas de convencimiento, ya sea para vender la conveniencia de una marca (que le interesa) o el valor de su propia marca personal.
En redes sociales observamos que cada vez más predominan los personajes que se solazan hablando de sí mismos, de sus gustos, de sus principios, de sus antecedentes y especialmente de sus éxitos.
Hablar de si mismo y de lo que uno puede aportar a la humanidad debe en principio responder a la premisa de agregar valor a los demás de forma desinteresada, eso sí, siempre que no se rebasen los límites de una razonable prudencia, evitando pisar los terrenos del narcisismo, del egocentrismo o de una desmedida petulancia que provoque efectos contrarios: como desconfianza e incredulidad.
Hablar mucho acerca de uno mismo difícilmente puede proyectar la real o falsa idea de que uno se está tratando de justificar.
Si alguno habla permanentemente de su honradez puede estar apuntando a lo contrario.
Sucede lo mismo cuando uno defiende a muerte determinados valores, esa defensa que muchas veces carece de ataques puede acabar volviéndose en nuestra contra.
Por otro lado, hablar todo el tiempo de uno mismo puede provocar que uno comparta imprudentemente información que quizá no debería comentar.
Si no paras de hablar de ti podrías equivocarte revelando asuntos y cantidades que no vienen al caso los cuales posiblemente afectarían el mensaje que quieres hacer llegar.
Como si hablas del partido político de tu preferencia o incluso del equipo de futbol al que sigues, esto aunque no debería tener importancia podría ser un elemento decisivo a la hora de optar por ti como profesional o en su caso factor decisivo para escoger tus productos o servicios.
A veces son ridículos los factores por los que la gente toma decisiones para escogerte como profesional, rechazarte o seleccionar a otro.
Si hablas demasiado de cantidades monetarias que no deberías compartir podrías dejar visible parte de una información que quizá acabe afectándote, porque esos datos podrían señalarte sin deberlo.
Hablar mucho de ti y de tus ideas puede originar que se piense (incluso injustamente) que evitas hablar de temas medulares que tú supuestamente deberías dominar dado que te presentas como profesional del tema que estás tocando.
Si hablas tanto, opinando de prácticamente todo puedes proyectar una desesperada necesidad por ser escuchado, y esto como que da pena ajena.
Hablar mucho y de todo te puede poner en posiciones de opinar de cosas que no debes mencionar ya sea por educación, por prudencia o por desconocimiento del tema.
Cuando hablas de temas que desconoces y además lo haces con la seguridad de quien sí sabe y lo domina, esto te coloca en la posición de un charlatán.
De esto te das cuenta cuando escuchas a algunos gurús o influencers hablando del tema que tú justo dominas.
Grandes mentiras de un influencer
Puedes observar esto cuando hablan sin saber de tu profesión o de tu ‘know-how‘, así deduces o llegas a la conclusión de que también desconocen los demás temas que desarrollan.
Hablar a fondo de asuntos que no te corresponden puede producir que quienes te escuchen pierdan el poco o mucho respeto que ya te hayas podido ganar.
Cuida mucho tu turno al hablar,
incluso durante tu live en Instagram o en Facebook, porque hablar mucho tiempo y solo de ti puede originar el aburrimiento de quien te escuche.
Es posible que creas que eres muy interesante, pero es más posible que los demás piensen lo contrario.
Hablar mucho de ti también puede provocar que piensen que te estás jactando o vanagloriando.
Se entiende claramente que quien habla mucho de si mismo busca atraer el interés hacia su persona, pero si por suerte cuentas con la atención de una o varias personas evita que en tu discurso predomine tu persona, tus intereses o tus éxitos.
Casi nadie te perdonará ni aguantará que le recites el monólogo de tu exitosa vida profesional.
Es muy difícil que tu audiencia aguante la perorata de alguien que comparte sus ejemplares hazañas profesionales, o a no ser que seas un premio nobel o un reconocido personaje de fama mundial.
¿Cómo me hago famoso?
Si por otro lado hablas demasiado de lo que tú o tus productos pueden hacer por los demás podrías provocar el efecto contrario a lo que estás buscando, podrías generar rechazo;
¿Y por qué?
Porque en general los seres humanos tendemos a rechazar lo que nos tratan de vender como muy bueno, como la panacea o como la fórmula para alcanzar el éxito, tal como el triunfo de ese supuesto ‘winner‘ a quien acabamos de conocer o de descubrir.
Hablar excesivamente de ti y de lo que puedes hacer por los demás podría crear la real o falsa sensación de que estás en una urgencia por vender algo o de generar ingresos rápidos, eso suele espantar a cualquiera que quieras convencer.
Mejor pon interés en lo que los demás tienen qué decir
Hablar mucho predominando en las conversaciones o en el tiempo que te dedican tus seguidores refleja un claro desinterés por la otra persona o por quienes te escuchen;
así excediéndote en tu tiempo de comunicación das a entender que para ti solo es importante lo que tú tienes que decir.
Con estos modos o actitudes puedes dar a entender que la opinión de los demás es irrelevante o de nulo interés para ti.
En una conversación, aunque esta sea en un ‘live’ o en un seminario también importan los puntos de vista y réplicas de quienes te escuchan.
El hecho de hablar abrumadoramente acerca de tus ideas puede ocasionar que otros piensen que solo aceptas como válidos tus conceptos y propuestas.
Si no das lugar a contestación o réplica podrías provocar un rechazo seguro solo por el gusto de contradecirte.
De preferencia, habla de ti mismo cuando te lo pregunten, cuando veas un interés real en lo que tienes que decir o en tu historia personal.
No fuerces la conversación o el ‘live‘ para agobiar hablando de la importancia de tus conceptos o de tus aportaciones al bien de la humanidad.
No tomes la palabra ni presidas un ‘live‘ solo para centrar el tema de conversación en tu persona y en tus ideales, esto por supuesto que también es importante, pero debes practicarlo con medida.
Hablar de uno mismo difícilmente causa gran interés
Concentrar la conversación en uno mismo difícilmente generará un gran interés, dado que la mayoría de la gente gusta de hablar de sí mismos y de ser escuchados.
Siempre nos parecerán interesantes nuestros temas personales, nuestros gustos, nuestras vidas y lo que hacemos. Si eso (casualmente) coincide con los gustos de otro o de otros pues ya está asegurada una buena conversación, cosa difícil de encontrar en esos días.
“Habla con la gente a quien nadie más se está dirigiendo”.
-John Cashmore | Creador del exitoso blog Mashable.com.