¿Qué implica alzar la mano?
De niños y hasta de adolescentes, cuando estamos en la escuela, nadie quiere alzar la mano, nadie quiere contestar equivocadamente a la maestra, nadie quiere exponerse al fracaso ni a las burlas de los compañeros de clase;
y ¿por qué?
Porque alzar la mano implica un riesgo, el riesgo de exponerse públicamente mostrando esas carencias y debilidades que preferiríamos pasaran inadvertidas.
Alzar la mano conlleva una decisión implícita,
la decisión de salir de la zona de confort para exhibir el conocimiento, para mostrar el punto de vista o la propuesta personal que puede que esté equivocada y que quizá no apruebe la maestra, y tampoco los demás, pero es al fin y al cabo una forma de presentación pública.
Alzar la mano es un acto de mini-exhibicionismo,
un acto breve en el que uno seguro llama la atención mientras concentra las miradas y la escucha de una audiencia, y esa audiencia puede ser grande o pequeña, y aunque sea de una sola persona también puede que ésta sea muy importante, una que te califique y te valore.
Cuando la maestra solicita un voluntario que alce la mano para participar, para contestar, para proponer o actuar, está de alguna forma invitando a que uno entre todos tome un mini-liderazgo, lo está conminando a que se arriesgue a encabezar al grupo aunque sea por unos minutos. Eso sí, minutos difíciles dependiendo del auditorio y también de las agallas del mini-líder.
Alzar la mano no siempre implica una obligación
En la escuela, en muchas ocasiones todos estamos obligados a alzar la mano, aunque no lo queramos debemos participar porque eso nos representa un punto, o una fracción de la calificación final, o el visto bueno de la maestra.
Allí en la escuela o en la universidad, a pesar de que no vayamos muy convencidos de participar no nos estamos dando cuenta de que la profesora también está descubriendo la personalidad de cada uno, sus agallas, sus convicciones, su arrojo, su valor para hablar en público, su naturalidad y por qué no decirlo as:, también está descubriendo los indicios e inicios de su marca personal.
Luego, después de la escuela, cuando salimos al mundo laboral o al empresarial, también podemos alzar la mano, pero allí no siempre estamos obligados a hacerlo.
Allí en la vida profesional tenemos la opción de permanecer en el anonimato, en el silencio, en la zona de confort;
en la mayoría de las ocasiones damos paso a que otros alcen la mano y luego los juzgamos, los criticamos, los admiramos, o solo permanecemos impávidos.
Después de la escuela no necesariamente estamos obligados a alzar la mano con el índice apuntando hacia arriba.
En los contextos extraescolares existen otras formas de decir:
«Aquí estoy»,
«esto es lo que tengo que decir»,
«esta es mi opinión»,
«esto es lo que entiendo Yo»;
«esta es mi propuesta de solución»,
«esto es lo que me representa».
Alzar la mano es pedir una oportunidad para participar.
Alzar la mano es tocar la puerta de la empresa en la que te interesa trabajar para que te informen a qué correo electrónico tienes que enviar tu CV junto con tus recomendaciones para ver si te contratan.
Alzar la mano es solicitar más responsabilidades para demostrar tu capacidad de ejecución.
Alzar la mano implica comprometerse con causas benéficas sin pedir nada a cambio.
Alzar la mano es proponerse a sí mismo para resolver un asunto que nadie quiere gestionar dada su alta complejidad.
Alzar la mano es levantarse de su lugar para ofrecérselo a una persona mayor, a un inválido o a una mujer -por caballerosidad-.
Alzar la mano es trabajar desde casa y proponer mejoras que nadie se atreve a decirle al jefe -quien está ubicado remotamente-.
Alzar la mano es crear un grupo con intereses afines para tratar de resolver los problemas de todos.
Alzar la mano es comentar y aplaudir el contenido de ese creador a quien muchos le consumen con indiferencia.
Alzar la mano es ofrecerte para dar una hora de clase gratis después del trabajo para enseñar a tus compañeros una técnica que solo tú dominas muy bien.
Alzar la mano es proponerte para publicar un artículo de productividad en el intranet de la empresa donde trabajas para que todos sean más eficientes desarrollando esos detalles que solo tú has detectado.
Alzar la mano es escribir un artículo original con tus ideas y publicarlo en tu página web, colgándolo en redes sociales con los hashtags adecuados para que ayude a otros a mejorar sus métodos y superar sus técnicas.
Alzar la mano es hacerte a un lado y dejar paso en la fila a esa persona que detectaste que lleva gran prisa o tiene dificultades para permanecer de pie.
Alzar la mano es preparar una serie de 3 a 10 slides y publicarlos en Instagram para que quienes te sigan o te descubran en los hashtags que utilizas aprendan y mejoren su modelo de trabajo.
Alzar la mano es apoyar a quienes tienen pocos seguidores.
Alzar la mano es hacer un video que impacte por su originalidad y por la forma en que transmite un saber hacer, unos valores, una nueva forma de resolver las cosas.
Alzar la mano es ofrecer -con mucho tacto eso sí- tu ayuda desinteresada a quien crees que podría serle de gran utilidad para superarse.
Alzar la mano es señalar como “destacado” el trabajo de quien sabes que no va a defraudar tu opinión.
Alzar la mano es recomendar y compartir tu opinión acerca del libro que tanto te ha ayudado a mejorar en lo personal y también en lo profesional.
Alzar la mano es ayudar espontáneamente a quien acaba de sufrir un accidente mientras el resto de viandantes pasan a un lado sin mover un dedo.
Alzar la mano es criticar constructivamente el trabajo o contenido de quien sabes que algún día será mejor que tú.
Alzar la mano es recomendar a una persona para cubrir las funciones que tú sabes que realizará con buena competencia y calidad.
Alzar la mano implica escuchar a esa persona que tiene mucho que aportar pero que es desdeñada con indiferencia.
Alzar la mano es felicitar a tu colega de medio por el destacado trabajo que realiza, del cual tú también te beneficias porque aprendes a través de ella o de él.
Alzar la mano es tomar responsabilidades donde todos miran a los lados con indiferencia porque no quieren asumir las más difíciles tareas que pueden exponerlos como incompetentes.
Alzar la mano es saber plantear públicamente una pregunta para que la responda la persona que tú sabes que va brillar y destacar con su conocimiento.
Alzar la mano es proponer una idea original por escrito, o en audio o en vídeo.
Alzar la mano es preguntar una cosa que aunque parezca una tontería tú lo haces para romper el incómodo silencio dando pie a la conversación.
Alzar la mano es organizar una recaudación de fondos para apoyar a una persona o a un grupo de personas que pasan por una crítica situación económica.
Cuando todo mundo está encerrado en casa ya sea por obligación o por convicción, alzar la mano sería organizar grupos de trabajo online para que intercambien su conocimiento con el fin de seguir creciendo profesionalmente, en lugar de perder el tiempo.
Alzar la mano es decir “Yo lo hago”, “Cuenten conmigo”, “Aquí estoy”, “Yo tomo ese riesgo”.
Alzar la mano es preguntar ¿En qué te puedo ayudar? ¿Qué necesitas? ¿Puedo hacer algo por ti?
Si no alzas la mano no te pasará nada, quizá nadie te vaya a señalar, tampoco llamarás la atención, ninguno se enterará de lo que sabes y puedes hacer por los demás, probablemente nunca vendas tu trabajo,
y lo que sí está prácticamente garantizado es que mientras no alces la mano te estarás perdiendo la opción de llamar a la puerta de las oportunidades, y al menos no pasarás desapercibido.
“Cuestiona a la autoridad, pero primero alza la mano”.
-Alan Dershowitz