Decidir entre la Motivación Financiera y la Moral
¿Trabajas por dinero, por agregar valor o por las dos cosas?
En este post voy a tratar de plantear una breve reflexión acerca de las motivaciones que nos llevan a tomar decisiones a la hora de realizar un trabajo.
Como lo he comentado en otras emisiones, un trabajo puede ser o no remunerado, y, el hecho de que alguien cobre por un servicio no quiere decir que sea más profesional en comparación con quien desarrolle un trabajo similar sin cobrarlo.
El conferenciante y especialista en mercadotecnia digital Seth Godin, define el trabajo no remunerado como ‘un regalo que hace un artista, y cuando se hace un regalo no se espera nada a cambio‘, tal como el cuadro de un pintor callejero, que pinta un lienzo y provoca emociones en la gente que lo ve por la calle, muchos hasta le sacan fotografías, pero sin darle su debida compensación y casi nunca su merecido crédito.
Para realizar un trabajo tomamos una decisión entre 2 caminos
Cuando desarrollamos un trabajo, el que sea, lo hacemos porque algo en nuestro interior nos motiva a tomar una decisión entre uno de dos caminos:
El camino del negocio o el camino moral (la motivación financiera o la motivación moral).
Hace ya algunos años, como ingeniero recién graduado, y trabajando para una empresa privada, me tocó la responsabilidad de coordinar los trabajos para tender líneas de agua potable en un vecindario de escasos recursos, allí, como todo profesional, tomé una decisión personal al responderme:
-¿Hago esto por dinero o por ayudar a los demás?
Ante este disyuntiva, hay que tener cuidado con la forma en que uno se responde a sí mismo y también a los demás, ya que el trabajo de proveer los medios adecuados para que una Colonia pudiese contar con agua potable es una actividad que a mi alguien me estaba pagando, yo recibía una compensación por coordinar todos esos trabajos, lo hacía realmente por dinero, y también por ganar experiencia,
creo que ya tenía claro que no lo hacía por ayudar a los demás,
porque para eso tendría que hacer el mismo trabajo y no en la misma compañía, sino hacerlo sin cobrar quizá en una organización sin fines de lucro, una que ayudase a la sociedad, de eso era consciente; y todavía hay quienes se confunden pensando que lo hacen por ayudar a su prójimo, y así lo van cantando por ahí.
Desde mi particular punto de vista creo que
no se vale pregonar el trabajo que uno hace con el pretexto de que agrega valor, cualquiera que sea ese trabajo.
Yo creo que no está bien andar presumiendo que uno agrega valor, eso aunque muchos lo expresen públicamente o crean que no pasa nada porque está de moda expresarlo, no se puede justificar, ni es correcto éticamente, porque uno mismo no debe juzgar su propio valor, no se puede ser juez y parte.
El hecho de agregar un verdadero valor reside en una de dos cosas:
1) En hacerlo gratis y que sea verdaderamente útil a los demás, o
2) En vender un producto o un servicio que al final aporte mucho más de lo que esperaba el consumidor, a esto se le llama ‘valor agregado‘.
Por lo tanto, las motivaciones a la hora de proponer un producto o un servicio pueden ser morales o financieras, pero, ¿podrían combinarse? Voy a tratar de exponerlo:
Volviendo a esa época cuando me desempeñaba como ingeniero civil, cuando me pagaban un sueldo por mi trabajo, llegué a tener a gente a mi cargo, y también coordiné a varias compañías constructoras, y en algunos momentos, recuerdo que para exigirles el correcto cumplimiento de sus responsabilidades les dije:
-No me importan tus motivaciones siempre y cuando hagas bien tu trabajo y lo entregues a tiempo.
Allí no me daba cuenta que no estaba apelando a una más alta motivación moral, no les iba a decir:
-Háganlo para ayudar, para agregar valor, para que todos crezcamos como personas,
esto ni siquiera se me pasaba por la cabeza, y los subcontratistas tampoco me lo iban a aceptar como argumento para que hicieran bien su trabajo, y mucho menos lo harían gratis.
¿Cuál es la Diferencia entre Motivación y Voluntad?
Hoy, todo esto de la motivación financiera o la moral ya lo veo y juzgo de otra forma, desde otra perspectiva:
Nunca le dije ni le exigí a nadie lo que quizá podría haber cambiado un poco nuestra motivación:
-Veamos muchachos:
Independientemente del dinero que cobremos, vamos a hacer bien estos trabajos,
acabemos esta obra sin contaminar,
apoyando a la gente del vecindario.
Pero no, ¡no!
Las motivaciones nunca nacían del lado de mejorar el entorno,
ni de propiciar la generación de ingresos en la zona,
tampoco de pensar en mejorar el paisaje urbano,
ni de aportar conocimiento a las instituciones locales,
ni de invitar a las asociaciones civiles a participar de alguna forma,
menos de tomar en cuenta la opinión de los vecinos,
En esa época, yo desconocía esta visión que nos habría hecho sentir mucho mejor con nosotros mismos,
así habríamos sentido satisfacción por haber contribuido al desarrollo del entorno aunque sea en una pequeña medida, obviamente una contribución desinteresada;
pero no, no, siempre buscábamos conseguir el objetivo a toda costa, pensando en el beneficio personal.
En Redes Sociales se confunde la motivación moral de la motivación financiera.
En el presente ya no me encuentro tan vinculado con el mundo de la construcción, pero estoy inmerso en un medio digital donde todos los días escucho y veo gente que está bombardeando con conceptos de branding, para tener una gran reputación en un corto período de tiempo, para conseguir más seguidores, para que con este y tal curso logres más ventas;
muchos profesionales te prometen cómo ser exitoso mientras están tirados en la playa, o
te dicen cómo puedes hacer para que tus empleados se comprometan más con tu empresa sin que te exijan un aumento de sueldo.
Las Acciones desinteresadas pueden producir ganancias
En redes sociales encuentro muy pocos ‘Influencers’ que conminen a los demás a verdaderamente agregar valor,
a hacer las cosas con el corazón, a ayudar sin esperar,
a hablar menos de uno y más de los demás,
a compartir conocimiento, a inspirar a los más jóvenes,
a interactuar, pero no buscando reciprocidad, sino para proponer una ayuda desinteresada, de esta forma mostrarían una faceta más comprometida y menos interesada en el aspecto económico.
Todos necesitamos una fuente de ingresos para vivir, pero
Yo veo que muchos se dirigen a sus potenciales clientes prometiéndoles números abultados, resultados rápidos, dinero fácil, en lugar de ofrecerles emociones, mejoría personal o satisfacción profesional.
Se escucha muchísimo:
-Yo te puedo decir cómo tener más seguidores-,
en lugar de proponer
–Yo te puedo ayudar a impactar positivamente a más gente que necesite de tu conocimiento, o de tu producto-.
Cuidado con los vendedores de ‘espejitos’.
Muchas empresas del tipo piramidal, o de la supuesta ‘economía colaborativa’, pretenden engañar con el argumento de que tú le vendas productos a tus familiares y amigos, y luego casi te obligan a que también los convenzas para que ayuden a su vez más gente que necesita esos productos maravillosos (esto parece una motivación moral pero en realidad es una motivación financiera),
Y te dicen -No te lo calles. Como tú ya sabes cuánto ayudan estos productos haz que el mensaje llegue a más gente-, te dicen que eres como un evangelizador cuando en realidad solo eres el mecanismo que les hará ganar más dinero a ellos, pero a ti te nominan como vendedor de oro, o clase ‘diamante’, te llenan el ego con patrañas para que te sientas un triunfador.
Es necesario otro acercamiento con tus clientes
Hace falta que muchos se dirijan a sus clientes para decirles:
-Debes hacerlo así porque así te vas a sentir mejor, al margen de los ingresos, esto te dará mayores satisfacciones.
Pero no, en lugar de eso les dicen:
-Esto hará que tu negocio venda más y crezca hasta las nubes, para que te independices y no tengas jefe.
No es fácil responder a la pregunta,
¿Realmente lo hago por dinero o por moral?
Sobran los supuestos profesionales que alardean de agregar valor, que se auto-proclaman “personajes públicos”, “o influencers”, unos que también te presionan a destacar, para que seas un triunfador (tal como ellos lo son), pero
casi nunca te instan a ayudar estratégicamente a los demás,
y solo te hablan de competencia, de resultados, de esfuerzo y dedicación, pero sin pensar en los demás.
Por allí recuerdo que leí una frase pero no me puedo acordar del autor, que decía algo así como:
-Una empresa exitosa sigue estos parámetros:
Un negocio, una estrategia, una historia.
La idea es crear algo propio que vaya más allá de tu negocio, algo que sea único.
Si no creemos verdaderamente que debemos ayudar, y aportar primero valor sin estarlo pregonando, difícilmente se lograremos conservar una buena posición a largo plazo.
En el caso de pagar por posicionamiento en los buscadores, o de tratar de llegar a más gente con campañas en las redes sociales, se puede lograr con dinero y sin valor agregado,
pero en el momento que se retire esa partida publicitaria de los gastos, entonces se perderá la posición, sobre todo si no se cuenta con una historia única, o con unos fundamentos que primero piensen en los demás, entonces el camino a largo plazo será corto.
Es difícil trabajar sin que los intereses empresariales y económicos sean vistos como la primera motivación, y tampoco es fácil sugerir que la motivación de un trabajo sea primero la moral, pero creo que un negocio que solo vela por sus intereses económicos nunca podrá ser considerado un verdadero negocio que aporte valor.
Solo tú decides si realizas tu trabajo por una motivación financiera o por una motivación moral, o en su caso por las dos.
El arte es un don personal que transforma al receptor.
-Seth Godin