Nunca es tarde para aprender
¿Sabes qué esperar cuando entregas tu trabajo?
¿Tienes seguridad en la calidad de las cosas que realizas?
¿Piensas que es tarde para aprender nuevas destrezas?
Una historia de mecenazgo
Hace muchos años vivió un adiestrado y habilidoso maestro escultor de nombre Shikaki. Haciendo gala de sus grandes destrezas técnicas se puso a la tarea de hacer una vasija para tinta con el fin de ofrecersela a su Rey y mecenas.
Al terminar, el maestro se puso a apreciar ese precioso tintero,
se aplaudía a sí mismo y se regocijaba de la asombrosa calidad de su trabajo. Shikaki esperaba que su soberano lo felicitara por su trabajo y también quería que lo incentivara a seguir haciéndolo con esa misma maestría que había adquirido a lo largo de muchos años de dedicación, quería que le reconociese como un gran artesano.
Lleno de esperanza e ilusión, fue hasta donde estaba su Rey y le presentó su trabajo.
Al ver la vasija, la primera reacción del Rey fue de asombro, y al parecer tuvo una grata impresión.
Mientras el Rey revisaba con mucho detenimiento la vasija, el maestro se perdió un poco en sus pensamientos, estaba imaginándose lo que el rey le diría a continuación.
Pero, repentinamente,
le avisaron al Rey que uno de sus sabios Consejeros iba entrando al salón de la corte para hacerle una consulta.
Tan pronto entró el Consejero, el Rey se ocupó de darle la debida bienvenida y se puso a atender el asunto que traía, por lo que se olvidó de que Shikaki también estaba allí presente.
Al Maestro Shikaki -quien había llegado con grandes expectativas- le costó trabajo aceptar ese incidente, tanto que no entendió exactamente porqué el Rey lo dejó allí solo, esto le provocó una profunda emoción negativa, la que no pudo asimilar ni gestionar adecuadamente.
Shikaki se dió cuenta, o al menos así lo entendió, que su trabajo artístico no recibió la suficiente aprobación por parte de su majestad, y se sintió muy mal por eso.
Shikaki estuvo varios días meditando el incidente y no podía lograr tranquilizarse.
Empezó pensar qué podría hacer al respecto, incluso se decía a sí mismo que su trabajo estaba obsoleto, que ya no impresionaba, pensó una y mil cosas negativas acerca de su arte.
El maestro se daba cuenta de que ya era demasiado viejo como para ponerse a aprender nuevas cosas y oficios, pero con todo y eso, se decidió a aprender literatura.
Los libros no se le daban muy bien dado que él era un artista plástico, pero aún así solicitó a la corte que lo admitieran en una escuela para empezar de nuevo.
Entonces, aceptaron su solicitud.
Allí se encontraba, en medio de chicos muy jóvenes, que en comparación con él eran casi unos niños. Shikaki entendía que estaba muy viejo para estar en clases, pero siguió adelante porque no tenía otra alternativa.
Al empezar se enfrentó con un primer problema.
Lo más difícil de volver a estudiar fue el hecho de que no encontraba interesante leer ni escribir.
Shikaki había pasado tantos años de su vida trabajando gustosamente con las manos que los estudios y las tareas le parecían un muy tediosos.
Aún así, trató de ser estricto con sus rutinas y demostrar un gran esfuerzo.
Su profesor le enseñó una frase, la cual él debería repetir innumerables veces durante el día, para no olvidarla.
Y, el día del examen, Shikaki, olvidó la única cosa que había estado repitiendo y repitiendo.
Al no poder recordar la frase, tuvo que soportar que todos sus compañeros se rieran y burlaran de él, decían que ‘Un viejo ya no podría aprender a leer ni a escribir bien’.
El Maestro se encontró muy desmotivado
Este incidente con sus compañeros lo afectó muchísimo, tanto que salió de la escuela y se dirigió directamente hacia el cercano bosque, y allí se puso a deambular.
Después de un rato, llegó hasta el pie de una montaña,
y allí divisó un pequeño chorro de agua que caía desde lo alto, y después de estarlo observando un buen rato, se dio cuenta que las gotas a fuerza de ir cayendo continuamente sobre el mismo punto habían logrado hacer un gran hueco, a pesar de la gran dureza de la roca.
Al ver eso, pensó:
-Quizá solo es mi corazón el que no está dispuesto a aceptar nuevos conocimientos en forma de libros y cuadernos,
pero lo cierto es que esos no son más duros que esta piedra. Si me pongo a estudiar con mayor dedicación dejaré de ser ineficaz.
Después de esa reflexión, regresó para empezar de nuevo, trabajando más duro para escribir mejor y aprender más.
Shikaki se mantuvo muy ocupado alcanzando nuevos conocimientos. Y, como resultado de ese esfuerzo, llegó a ser reconocido como uno de los mejores estudiantes de su época.
Historia original de Moralstories26.com Traducción e interpretación por Gustavo Pérez ‘Nunca es tarde para aprender’.
Historias de Ejecutivos y Emprendedores con moraleja
Como saben, este tipo de historias están concebidas para dejar una moraleja, y desde el punto de vista de este programa y podcast de emprendimiento, he encontrado algunas reflexiones y varios temas que a reserva de lo que cada uno de ustedes interprete a su propia forma, aquí me permito dejarles mis 15 moralejas:
Nunca es tarde para aprender
1. Nunca es tarde para aprender o trabajar en cosas nuevas.
2. Antes de emitir juicios subjetivos acerca de nuestro propio trabajo,
primero esperemos a conocer la opinión de nuestro Jefe, o de nuestro Maestro (en su caso).
No nos adelantemos a interpretar o suponer opiniones que desconocemos.
Si nos adelantamos a los acontecimientos pueden surgir malentendidos.
3. Confiemos en el trabajo que realizamos,
especialmente si ya nos hemos demostrado a nosotros mismos que lo hacemos con destreza.
Y aquí no se trata de confiarnos, ni de ser presumidos, ni de pregonarlo públicamente, se trata de tener seguridad en la calidad que presentamos, y ésta hablará por sí misma.
4. La reinvención profesional es una decisión personal
que se puede hacer en cualquier etapa o edad de la vida.
No tiene nada de malo iniciar un nuevo camino, y menos si este nos enriquecerá con nuevos conocimientos.
5. Para alcanzar el grado de Maestro o de Maestría
se necesitan muchas horas de estudio, trabajo y dedicación, no basta solo con estudiar un año.
Es iluso pensar que se puede ser un experto o un virtuoso solo dedicando poco tiempo a un tema.
6. Cuando se concentran todas las fuerzas en un punto,
con el debido tiempo y paciencia se pueden construir o alcanzar grandes cosas.
7. Si nos dedicamos a trabajar en lo que más nos gusta hacer daremos mejores resultados y también seremos más creativos.
8. No siempre nos gustarán todas las funciones y responsabilidades que tengamos que desempeñar,
pero será mejor que busquemos la forma de apreciarlas o verles el lado positivo, porque así no se nos harán muy tediosas.
«Al mal paso darle prisa». -Dicho Popular
9. No nos dejemos vencer, especialmente por nuestros propios atavismos,
prejuicios o ideas preconcebidas que más bien son un lastre que en nada ayudan para lograr nuestros objetivos.
Evita ser tu más duro Juez.
10. No hagamos caso de las críticas y opiniones de otros
que no agreguen algo constructivo, especialmente si no las hemos pedido como consejos.
Criticamos a los demás porque…
11. Leer y escribir siempre serán fuentes de gran ejercicio mental y aprendizaje.
Beneficios de leer una hora diario
12. No debemos desear y menos pedir los aplausos de los demás.
En la medida que esperemos menos de otros, y no dependamos de su aprobación ni de su consentimiento, más tranquilos, seguros y felices estaremos con el producto de nuestro trabajo.
Esto no significa que seamos conformistas, solo conscientes de lo que hacemos en cantidad y calidad.
13. La juventud facilita un rápido aprendizaje,
pero por otro lado, a mayor edad, mayor comprensión y mejor interpretación de los eventos que inevitablemente nos toca tener que vivir.
Se supone que con el paso de los años éstos nos permitirán ver, comprender e interpretar las situaciones con mayor sabiduría, y claro que unos lo logran antes que otros, aunque uno que otro jamás.
14. No nos distraigamos.
Pongamos máxima atención a los demás, aunque no nos estén hablando, o a pesar de que no nos toque participar.
Si perdemos la concentración es muy probable que confundamos ideas y saquemos de contexto algunas cosas.
15. No tratemos de ser como otros, ni los imitemos.
Está bien copiar algunas ideas y valores, las que más le admiremos a otros, pero en principio entendamos que cada uno de nosotros es único, y en este sentido demostremos ser profesionales.
“Siempre camina por la vida como si tuvieras algo nuevo que aprender y lo harás”.
-Vernon Howard (1918-1992).