El potencial de las plataformas
Cerca de mi casa tengo varios supermercados a pie. Uno en particular, al que voy con regularidad a comprar víveres, pertenece a una popular cadena de alimentación.
Allí, entre otras, atiende una de las empleadas, llamémosle Diana, nombre que he cambiado por discreción.
Cuando Diana está en la caja, cerca de la puerta de acceso, siempre, invariablemente tiene un ‘Buenos días’ o un ‘Hasta luego’, para todos los que pasan frente a ella. En otros momentos se le puede ver organizando estantes o resurtiendo productos, regalando siempre una cálida sonrisa.
Si le preguntas por cualquier producto ella nunca duda en llevarte hasta donde se encuentre, o te ofrece toda la información que necesites en relación a ese o a cualquier otro producto. En todo momento Diana demuestra un carácter cordial y lleno de entusiasmo.
Por otro lado, Martín, otro nombre ficticio, también es empleado del mismo supermercado.
Martín generalmente se encuentra serio y suele tener muy mala actitud.
Cuando le he llegado a preguntar por alguna cosa él invariablemente responde con un cierto grado de molestia, como aleccionándome.
Martín suele responder agrias frases como:
«Yo de eso no sé nada».
«Yo no soy adivino para saber cuándo surtirán tal producto».
«Si no sabes bien qué pescado quieres ¿Cómo te voy a recomendar la forma de cocinarlo? Aquí hay que llegar con las preguntas bien claras».
En fin, cuando llego al supermercado y veo a Martín procuro no hacerle preguntas, eso sí, nunca dejo de saludarlo, a pesar de que nunca me conteste.
A cualquier lugar a donde vaya, tal como tú y como cualquier persona normal, siempre preferiré ser atendido por una encargada jovial que por un similar pero con áspera actitud.
No soy quien para juzgar la rudeza de Martín, ni puedo entender las situaciones por las que esté pasando en su trabajo o en su vida privada; desconozco todas las adversidades que Martín haya experimentado en otros momentos como para justificar su actitud.
Pero, por otro lado, también entiendo con cierto nivel de perspectiva que Diana realiza exactamente el mismo trabajo que Martín, los dos ejercen las mismas funciones y responsabilidades; y ¡Ojo!, probablemente Diana perciba menos sueldo que Martín, eso lo estoy suponiendo, pero como están las cosas es totalmente factible.
El desconocido potencial de las plataformas
También puedo observar, con un mínimo grado de objetividad, que a diferencia de Martín, Diana sí sabe, o en su caso intuye, que ese lugar donde ambos trabajan día con día es solo una mera plataforma. Sí, una plataforma temporal que utiliza para brincar a otra etapa de su vida profesional.
Definición de plataforma.-
Por definición una plataforma es una superficie plana, descubierta y elevada que sirve de apoyo o base para algo, o para el inicio de una acción; y ese algo puede ser para despegar, arrancar, lanzar, disparar o elevar una “cosa” para que llegue a otro nivel.
Entonces, Diana entiende que está trabajando en una especie de plataforma.
Ella se desempeña en un espacio temporal que puede ser agradable o desagradable, fácil o difícil, bien o mal retribuido, justo o injusto, pero esas condiciones, favorables o adversas no influyen negativamente en su carácter, ni tampoco en su buena disposición para ayudar en lo que pueda.
Diana estima que esa plataforma, como cualquier otra, puede ser un potencial lugar de oportunidades para ser descubierta, o para llamar la atención, para ser escuchada, para demostrar su carácter, para aportar valor, para ser útil a los demás, para hacerse notar como servicial, como leal, siempre dispuesta a colaborar.
Diana considera que una plataforma es un lugar abierto desde donde se puede catapultar hacia donde quiera dirigirse.
Ella no da por hecho que sea fácil salir de allí, pero tampoco cree que sea difícil.
Sabe que brincar desde cualquier plataforma puede representar algún tipo de riesgo, como el de fracasar en el intento, o el de desaprovechar oportunidades, como perder su tiempo, especialmente si se demora mucho en lanzarse fuera de allí.
Pero, también entiende que desde el nivel donde pretende despegar no hay mucha altura, y por lo tanto la caída no puede ser tan grave o estrepitosa.
Diana sabe que otros brincan desde plataformas de mayor altura, y que en función de la altura reside el riesgo de fracasar provocando daños directamente proporcionales. Ergo, a mayor altura de la plataforma más duro sería el golpe en caso de fallo.
Nada de esto parece intimidarla.
Su positiva actitud demuestra que tiene confianza en sí misma porque afronta su situación con alegría, y en el caso de desear cambiar de empleo, o de lanzarse como emprendedora ella tiene la seguridad de que su situación es transitoria.
Luego, analizándose bajo otra coyuntura, la de la crisis macro-económica actual, una que todos padecemos, Diana demuestra satisfacción por el hecho de saber que cuenta con un trabajo en medio de unas críticas condiciones de desempleo, y se siente una afortunada de poder disponer de un ingreso regular al que muchos otros no tienen acceso.
Valora que su situación podría ser dramática, por eso no pierde tiempo pensando en eso.
Por su parte, con esa desagradable actitud, Martín evidencia que casi está seguro de que se encuentra en un lugar sin salida, actúa como si estuviera dentro de un hoyo, o en una caja, preso entre cuatro paredes cerradas sin puertas ni ventanas.
Parece que Martín no valora el empleo que tiene, uno que ya lo quisieran cientos de miles que padecen la crudeza del paro.
Esa negativa y derrotista visión de su propia situación le impide motivarse para aceptar lo que con otra perspectiva podría ver con ojos diferentes, como los de Diana.
Bajo este metafórico planteamiento cualquier empleo -el que sea- podría considerarse como una plataforma.
Afortunadamente existen muchas y diversas plataformas con potencial.
En Cabo Cañaveral, Florida, está una de las principales plataformas donde despegan los cohetes al espacio. Pero esta no es una plataforma que esté accesible para todos, especialmente si lo que se pretende es salir al espacio exterior y más allá.
No cabe duda que existen plataformas inaccesibles para la mayoría de los mortales, esto no obsta para que no se luche permanentemente por despegar, desde donde se pueda.
Pero desde mi punto de vista, y ante la carencia de plataformas (con potencial), la buena noticia es que uno mismo puede crearse su propia plataforma, una que sirva para intentar superarse a sí mismo, para ascender al siguiente nivel, y esto se puede lograr sin grandes recursos, sin necesidad de pedir permiso.
Por ejemplo, para hacer un blog del tema que más te interese difundir o para darte a conocer por tus habilidades, por tu saber hacer, por el valor que puedes compartir con otros, no necesitas licencia, ni certificados, ni salvoconductos parar dar de alta tu perfil en alguna de las redes sociales más populares.
Puede que te interese esta entrada «Emprendedores: ¡Uno es los Medios!» como idea para contruir tus plataformas con potencial empresarial.
Tampoco es indispensable que obtengas la venia de ningún político, juez, policía o profesor universitario.
No requieres hacer grandes inversiones en equipos técnicos.
Solo con un smartphone puedes comenzar con dignidad, luego te creas un perfil ad hoc en la plataforma que más te convenga y tan tan, a trabajar produciendo el contenido que demuestre lo que crees que vales o lo que puedes hacer para mejorar la vida y el trabajo de los demás.
Todo esto puedes hacerlo en vídeo, en audio o de forma escrita, con lo que más te acomode, y en esta misma medida, con perseverancia, puedes provocar que otros te descubran, y mejor aún, que descubran tu propia plataforma.
Hablando de ‘perseverancia’ aquí te comparto 30 frases de Ernest Hemingway para inspirarte a perseverar.
Piensa que tu plataforma también puede servirle de trampolín a otras personas o profesionales,
y esa es una de las mejores formas de contribuir al bienestar y superación de otros, además de acarrearte gran satisfacción personal, y ¿por qué no alguna sinergia positiva?
Recientemente, el ex-futbolista inglés David Beckham cedió su perfil y plataforma personal en Instagram -con más de 70 millones de seguidores- a una doctora ucraniana, como contribución a la ayuda humanitaria que ese país requiere como consecuencia de la horrible guerra que todos hemos atestiguando.
David Beckahm sigue compartiendo su contenido personal en Instagram, y deja como único link o vínculo de acceso la dirección de una organización sin fines de lucro.
Seth Godin, el más popular y reconocido de los gurús del marketing digital, a quien con mucha frecuencia suelo mencionar aquí en este programa, dice en este sentido que:
“Tu trabajo, tu acceso a Internet, tu educación, tu papel en una sociedad civilizada… todos ellos son una plataforma, todos son una oportunidad para hacer arte, todas son una forma de retribuir y honrar a aquellos que te permitieron llegar hasta este punto”.
Sí, El hecho de que tu plataforma pueda descubrirte por eso que sabes hacer, por tu know-how, puede abrirte a ti y a los demás la puerta a otras plataformas, a otras oportunidades para escalar a niveles superiores, y mucho de ese éxito tendrá que ver con tu actitud personal, por supuesto que con una positiva actitud.
«Las plataformas digitales no valen nada sin contenido. Son como sacos brillantes con campanas y silbatos. Pero sin contenido solo son sacos vacíos. No se trata de píxeles contra cosas impresas. No se trata de cómo estás leyendo. Más bien se trata de lo que estás leyendo».
–Maureen Dowd | Columnista del New York Times