Esta es una verdad medio cruda con la que no estoy totalmente de acuerdo, pero,
“Solo los primeros lugares quedan marcados en los registros de la historia, y también en las conciencias de la memoria colectiva”.
Todos nos acordamos de quién era El Primero de la clase en segundo de secundaria (en mi caso lo recuerdo); siempre hemos sabido quién fue el primero de la lista musical Billboard en el año en que tanto disfrutamos de nuestra corriente musical preferida. Los periodistas deportivos saben perfectamente quién era el primer o la primer tenista en la lista ATP de cada año.
Casi nadie se acuerda de los segundos, terceros y consecuentes lugares hacia abajo, o al menos solo los recuerdan los mismos participantes que ocuparon esos lugares, y en su caso los podemos encontrar en los archivos especializados de cada tema, pero ahora parecen no importar tanto.
La competitividad siempre ha existido, especialmente desde que se tienen registros por escrito.
Pero, en nuestros días, en esta época de tanta información y sobre todo donde contamos con una enorme cantidad de datos al alcance de todos, parece que ser el primero o la primera de cualquier cosa se convierte en la aspiración máxima, y de no lograrlo uno puede sentirse poca cosa, lo cual parece injusto en muchos casos.
A diferencia de hace un siglo, por ejemplo, hoy todo mundo sigue queriendo ser el primero de su clase, el primero de su especialidad, el primero en inventar tal cosa.
Hoy han cambiado los temas, pero el concepto es el mismo, ser el primero en facturar en bitcoins con determinada idea, ser el primer filósofo en alcanzar veinte millones de seguidores en Instagram, o el primero en monetizar un videoblog de viajes comiendo insectos en regiones inhóspitas.
Así están las cosas, los que no son los primeros de determinada especialidad, o no pueden serlo, o tienen posibilidades remotas de llegar en primer lugar, se inventan su propia actividad, o crean una acción nunca antes intentada para proclamarse como los primeros en tal o cual disciplina, como ser el primero en comerse 20 hamburguesas en una sentada, o los primeros en aventarse de un edificio de 10 pisos sin paracaídas, o ser el primero en salir ileso tras pelear con un tigre.
Las acciones y luchas por ser el primero en cualquier tema -o industria- son grandes y encarnizadas.
Por lo visto, ser el primero distingue con determinado nivel de reconocimiento, y ser el primero puede que otorgue cierta categoría para algunos tipos de mentalidades, pero ¿Ser el primero a los ojos de quién?, ¿Quién te avala?, ¿Quién te encumbra?, ¿Quién cuenta con los recursos ideológicos o los avales oficiales para respaldarte como el primero?, y de ser así, ¿Quién te puede mantener en esa privilegiada posición?
Puedes Ser el Primero en estas acciones
Aunque uno sea el primero en algo, eso no podrá durar por mucho tiempo, como ser el primer tenista en ganar el Grand slam, o luego, ser el primero en ganarlo dos veces, o tres, o dos veces consecutivas, o ser el primer hombre en pisar marte, o ser el primero en cruzar el atlántico en bote de remos.
Sir Edmund Hillary, quedó registrado como el primer hombre en alcanzar la cima del Éverest y regresar vivo para contarlo, pero tomemos en cuenta que iba con su guía, el Sherpa Tenzing Norgay quien era el experto escalador de la zona; realmente no se sabe quién llegó primero de los dos.
Desde mi personal punto de vista creo justo reconocer que los Sherpas de Nepal ya habrían sido los primeros desde hacía muchos años, pero siempre existe la obsesión por registrar el nombre que nos interesa en los anales de la historia de nuestra conveniencia.
En esta obsesión por ser el primero, o la primera en alcanzar cualquier cosa, no nos paramos a pensar que existen otras formas de ser el primero en algo, unas acciones que pueden parecer irrisorias o insignificantes para los criterios más pequeños, pero que nos pueden distinguir dejándonos en el recuerdo de quienes están a nuestro alrededor, ganando muchos puntos como personas civilizadas, como personas dignas de ser reconocidas por su calidad humana y por supuesto por sus loables acciones.
Por eso, con el fin de mejorar tu imagen y dejar tu impronta, te propongo estas acciones en las que tú puedes ser el primero:
A donde quiera que llegues sé el primero en llegar a tiempo.
A donde quiera que llegues, sé el primero en saludar.
Sé la primera en sonreír.
Sé el primero en agradecerle a la camarera por su gran dedicación en servir.
Cuando llegue una persona, sé el primero en leventarte de tu asiento.
Sé la primera es escribir de determinado tema que nadie ha tocado.
Sé el primero dejar un comentario de agradecimiento a quien te aporta conocimiento.
Sé el primero en presentarte adecuadamente, y también en presentar a aquellos a quienes conozcas.
Sé el primero en opinar constructivamente acerca del trabajo de un compañero.
Sé la primera en ‘decir no’ a una injusticia.
Sé el primero en empezar determinado trabajo,,, y sé el primero en acabarlo.
Se la primera en romper la mala costumbre de no aplaudir los logros ajenos.
Sé el primero en denunciar un hecho lamentable o ciertas acciones reprobables.
Sé la primera en preguntar ¿Cómo te va?, ¿Cómo has estado?
Sé el primero en comprometerte con tu equipo.
Sé el primero en enviar una tarjeta postal a quien nunca ha recibido una.
Sé el primero en ayudar a un desconocido.
Después de tu graduación sé el primero o la primera en ir al claustro de profesores y despedirte de todos; o sé el primero en volver después de unos años para agradecerles todo lo que hicieron por ti.
Sé el primero en enviar una nota de agradecimiento de puño y letra a quien te invitó a cenar, o a pasar unos días en su casa.
Sé la primera en felicitar a alguien por cualquiera que sea la causa en tu grupo de Whatsapp.
Sé el primero en escribir una carta con la antigua máquina Olivetti -o similar- para saludar a esa persona tan especial.
Después de una junta o una conferencia, sé la primera en levantar la mano para preguntar, y mejor que mejor,,, para proponer soluciones.
Sé el primero o la primera en no contestar a una agresión, sea verbal o por escrito en tu perfil de redes sociales, sabiendo que eso será el fin de cualquier discusión.
En el día del amor y la amistad, o incluso en cualquier día al azar, sé la primera en presentarte con una bolsa de paletas de caramelo y no dejar a ninguno de tus compañeros sin un dulce recuerdo de tu parte.
Sé la primera en aplaudir la presentación de quien sufre mucho al hacerlo.
Sé el primero en organizar una actividad recreativa para incrementar los lazos de amistad y camaradería en tu trabajo, o en tu escuela, y además, sé el primero en no dejar fuera a nadie.
Sé la primera en agradecer cualquier gesto o acción que hayan hecho a tu favor, aunque hayas pagado por ello.
Sé el primero en preguntar ¿En qué te puedo servir?
Sé la primera en ofrecer tu conocimiento gratis a quien lo pueda necesitar.
“Es difícil ser número uno, y aún más difícil mantenerse allí porque todos están tratando de tumbarte de la cima”.
-Allan McNish