¿Qué hago ante una Persona Retrógrada?
Es injusto calificar a alguien como ‘retrógrada’ o ‘retrógrado’ cuando primero uno no sabe o no puede analizarse a sí mismo con objetividad.
¿Quién se cree que es uno para decir fulano o zutano es retrógrado?
Es muy común afirmar mi Jefe, mi Maestro, mi coach deportivo es un retrógrada.
Siempre es más fácil entender y juzgar a los demás usando atributos negativos que nosotros nunca usaríamos para calificarnos a nosotros mismos.
Si, porque por el contrario ¿Quién diría “Yo soy un retrógrada”?
Casi nadie se etiquetaría a sí mismo con ese mote, incluso ni estando completamente derrotado o deprimido, al final siempre hay una pequeña luz de orgullo que nos evita o nos detiene de aseverar que somos unos retrógradas,
-¿Que yo soy un retrógrada? Bueno, puede que yo sí sea un poquito retrógrada”.
No, no creo que nadie diga eso.
Según el diccionario online de la Real Academia Española de la lengua, la palabra ‘retrógrada’ es un adjetivo despectivo que se utiliza para calificar a otra persona como “Partidaria de instituciones políticas o sociales propias de tiempos pasados, o contraria a innovaciones y cambios”.
También podemos llamar retrógrada a la persona que se considera anticuada o reaccionaria”, o lo que es lo mismo:
Un retrógrado es partidario de mantener los valores políticos, sociales y morales tradicionales; podríamos llamar a todo esto el statu quo, y un retrógrado se opone a reformas o cambios que representan progreso en la sociedad.
Partiendo entonces de que no nos creemos unos retrógrados,
ni que mucho menos lo vamos a presumir, sí es muy probable que nos haya tocado la suerte, o la mala fortuna de convivir con un individuo al que sí consideremos como una persona “retrógrada”.
Muchos seguramente habrán tenido la compleja y difícil experiencia de vivir, convivir, colaborar o trabajar con una persona a la que consideran retrógrada,
más si ésta es tan reaccionaria que no nos permite desarrollar nuestra propia actividad digamos de manera novedosa ni innovadora, dado que tiene un cierto nivel de autoridad sobre nosotros y lo que hacemos.
¿Qué pasa cuando un retrograda tiene autoridad sobre ti?
Si tu consideras que tu entrenador de fútbol, tu jefe o incluso uno de tus socios es retrógrado, seguramente pensarás que esa persona representa un lastre para tu desarrollo personal y profesional,
porque no te permite proponer tus ideas, porque no te deja hablar ni te da visibilidad, porque te evita crecer, porque desprecia tu trabajo en cada calificación parcial o en cada evaluación anual del desempeño,
o porque critica cada una de las decisiones que tomas.
Y, ante tus opiniones contrarias o tus quejas,
este retrógrado quizá te argumenta:
-«Que así siempre se han hecho las cosas», «que ya no se puede volver a inventar la rueda», «que todo está dicho»; «que tú mejor te aboques a tus propias responsabilidades en lugar de distraerte con temas que no te incumben».
Este criterio es de lo más común en los mandos medios
donde un retrógrada ve pocas posibilidades de seguir ascendiendo, o se comporta de esa forma porque es renuente a ponerse a aprender nuevas técnicas o formas de hacer.
Quizá se comporta así para defender la posición que no quiere dejar, porque está acomodado en su zona de confort, y puede que quizá te vea como un posible competidor de su puesto.
Pero más que preocuparte y ocuparte por esa persona retrógrada,
¿Qué vas a hacer tú para no caer en ese juego destructivo?
¿Qué sucede con tu autoestima cuando es inevitable tu convivencia regular con uno de estos seres?
¿Crees que en medio de esa situación tan fea puedas aprender algo positivo del retrógrado?
¿Te dejarías llevar por los comentarios negativos y/o destructivos que alguien así esgrime contra ti?
O por el contrario deberías repetirte diariamente esta serie de 16 premisas y seguir adelante en lo que sea que hagas para no caer en la depresión ni en la baja autoestima:
16 Premisas para no caer en un conformismo retrógrada
1. La opinión de otros acerca de mi persona y de mi trabajo es irrelevante siempre que yo entienda que puedo y debo rescatar aunque sea un 1 % de esa opinión para cambiar positivamente.
2. La idea que yo quiero desarrollar es lo más importante para mi, y eventualmente la pondré en acción diga lo que diga equis persona, pero esto NO lo debo pregonar, más bien tengo que hacerlo realidad.
3. Cumplo con mis funciones y responsabilidades al pie de la letra porque soy un profesional,
pero eso no quiere decir que renuncie a nuevas y mejores formas de desarrollarlas, especialmente cuando Yo estoy buscando e inventando mejoras sustanciales a todo lo que hago.
4. El hecho de que otros pierdan el tiempo a mi alrededor no justifica que yo no aproveche el mío como debería.
No tengo pretextos para perder el tiempo improductivamente.
5. Aquí en este trabajo desarrollo unas funciones tal como un actor desempeña el papel de un personaje en el teatro, y la falta de aplausos no me evita que en otro lugar no pueda ser ovacionado por desempeñar el mismo papel o cualquier otro rol que me pidan ejecutar.
6. A pesar de que aquí mi trabajo no esté siendo bien valorado, nada me puede evitar que yo comparta esa experiencia en un blog, en un podcast o en un video,
donde seguro habrá al menos una persona que lo valorará con un convincente y alentador “Gracias por compartirlo”.
7. Es posible que otros piensen que cumplo con mi trabajo ‘por quedar bien’, o ‘porque no quiero perder el empleo’,
y a eso no debo hacerle caso.
Pero la satisfacción de entregar algo bien hecho lo cual me tomó mucho trabajo y tiempo dominar significa que ya estoy preparado para asumir los retos del siguiente nivel, aquí mismo o en otro lugar, por cuenta ajena o por cuenta propia.
8. Si me comporto como los demás dicen y aprueban solo para que me acepten no voy a poder destacar por mis propias ideas y acciones, que son las que al final me darán una mayor renta.
9. Si no se me permite mejorar o cambiar las técnicas y procedimientos en los que participo, eso no me exime de conformarme con lo que sí se puede mejorar, ni de no intentar superarme a mí mismo en todos los sentidos.
10. Aunque otros caigan en la ‘zona de confort’ y se conformen con ese hito, yo no puedo permitir el dejarme llevar por esa influencia.
Nada justifica que imite actitudes negativas sólo porque está bien visto por el ‘statu quo’, voy a ir más allá de los límites de esa zona porque es allí donde seguramente progresaré con más contundencia.
11. El hecho de que hoy haya surgido una nueva tesis que revolucionó mi entorno laboral o empresarial,
no es excusa para no ponerme a trabajar en una nueva antítesis que mejore a la anterior;
y, ¡si Yo no desarrollo esa tesis alguien más lo hará!
12. Las calificaciones que otros me den u otorguen no importan porque solo son una mera ilusión.
Yo no soy todo lo bueno que puedan argumentar, pero tampoco todo lo malo que afirmen.
Lo que tiene valor es la persistencia con la que me mantenga en acción desarrollando eso en lo que creo.
¿La opinión de otros es mi Marca Personal?
13. Si paradójicamente me llegan a criticar como retrógrado, anticuado o reaccionario solo porque vuelvo a las técnicas antiguas que considero más respetuosas de los demás y del entorno,
¡entonces que así sea!
No debería importarme que me señalen como quieran, siempre que yo sepa respetar mis valores e integridad.
14. El hecho de que esté obligado a ejercer un trabajo mecánico y mecanizado no obsta para que no lo pueda mejorar y registrar por mi cuenta, con el fin de desarrollarlo en otro momento, en otro lugar y frente a otro público que lo vea con otros ojos.
15. Lo que le da sentido y brillo a mi marca personal son las ideas personales que he sabido proponer, defender y llevar a cabo,
no las que alguien más me ordena que haga,
ni las que «supuestas personalidades públicas» admiten como fundamentales.
16. El hecho de que a otros les haya ido bien con una fórmula anticuada no quiere decir que su éxito continúe así a largo plazo.
Yo debo buscar o diseñar mis propias fórmulas de éxito porque los factores externos siempre serán diferentes para cada fórmula.
«Retrógrado: Un hombre caminando hacia atrás con la cara hacia el futuro».
–Aneurin Bevan (1897-1960) | Político británico.