Hace muchos siglos, en la época de la Grecia Clásica, había un Comandante que estaba por entrar en batalla. Los Generales del mando superior lo enviaron al frente de combate para que evaluara los recursos existentes in situ, así como los que necesitaría para tratar de ganar la batalla final.
Allí, cerca de las líneas enemigas, después sopesar la situación, este Comandante envió de regreso al cuartel general a un mensajero con una nota que decía:
«Manden 100 de los más adiestrados guerreros lo antes posible».
Los Generales se apresuraron haciendo una selección de combatientes, y enviaron al frente de batalla 100 de los mejores guerreros con que contaban.
Al llegar los refuerzos, el Comandante se aprestó a hablar con cada uno de esos soldados, y al concluir sendas entrevistas, envió de regreso al mensajero para que entregara otra nota a los generales, la cual decía:
“De cada cien hombres, diez ni siquiera deberían estar allí, ochenta son solo objetivos (objetivos para el enemigo), nueve son los verdaderos luchadores, y tenemos suerte de tenerlos, porque hacen la batalla (son quienes llevan el peso de toda la lucha). Ah, pero uno, uno es un guerrero, y él traerá de vuelta a los demás.”
La anterior sentencia se le suele atribuir sin exactitud al filósofo griego Heráclito.
Aunque diversas fuentes indican que no hay certeza de su autoría, dado que la forma con que fue escrita no corresponde al estilo literario de este presocrático nativo de Éfeso, lo que sí puedo afirmar es que la historia que conté ha sido una mini-ficción personal la cual adapté con el fin de que complementará la frase para la reflexión que quiero transmitirles.
Siempre variará quien carga con la mayoría del trabajo
No cabe duda de que en cualquiera de los ambientes donde nos desempeñemos, casi todos nos damos cuenta quién es el individuo -hombre o mujer- que más esfuerzo imprime, para que todos alcancen la meta común del grupo que trabaja para alcanzarla.
Desde muy jóvenes, desde que estamos en la secundaria, nos percatamos que cuando nos reunimos para un trabajo en equipo, entre 4 ó 5 compañeros, siempre existe alguno o alguna que realiza la mayor parte del trabajo.
Y, este fenómeno del que “carga con la mayoría del trabajo” no tiene tanto que ver con el liderazgo de uno u otra, porque quien desempeña la mayoría del trabajo duro, o en su caso creativo, no necesariamente le convierte en el líder.
Podemos apreciar, que por ejemplo, en cualquier deporte de conjunto, digamos en el futbol, el liderazgo de un equipo puede recaer en el Coach, o Director técnico, y no necesariamente en alguno de los jugadores, por muy crack que sea; y en algunos casos el liderazgo lo toma alguno de los directivos del equipo, quizá hasta el mismo presidente del club.
Quien puede ser considerado un «Crack»
Este ejemplo deportivo es clarificador, porque nos muestra cómo un líder, digamos el Coach en jefe es quien planea la estrategia, además dirige y motiva a sus jugadores (tal como el caso del comandante griego).
Pero los que a fin de cuentas llevan a cabo el trabajo duro de campo son los mismos jugadores (o los soldados en el campo de batalla);
y allí, sobre el césped siempre existe alguno que corre más, quien siempre apoya a sus compañeros, que los alienta, que los increpa, que hace jugadas como ninguno, unas que marcan la diferencia en los resultados, especialmente cuando la situación está más atascada; entonces, el que tira del equipo no necesariamente es el líder, pero TIRA, o en su caso EMPUJA más que los demás para que todos alcancen la victoria.
Ya sea en un equipo de trabajo, en el seno de una asociación (cualquiera que sea), durante un simposio, o en un concierto maratónico de música bailable, siempre siempre encontraremos elementos que solo están allí para completar el grupo.
También descubriremos que hay quienes solo se aparecen para pasearse, otros para estorbar, por supuesto que algunos más darán su mejor esfuerzo y aportarán su mejor y más útil versión; otros quizá preferirían no estar allí, ya que por causas fortuitas tuvieron que participar, porque no les quedaba de otra, o porque se vieron obligados.
Pero eso sí, casi siempre habrá un elemento que cargará con la mayor parte del trabajo, independientemente de que sea o no el líder.
Cada uno a su manera y desde su propia perspectiva se da cuenta perfectamente que en determinados grupos o eventos hay gente, o supuestos profesionales, que solo están de adorno; muchos más solo se presentan con una versión muy baja de su propio perfil, limitándose a exponer una mínima muestra de su supuesto potencial.
Existen pocos que tiran solos del carro, como Michael Jordan, o como Tom Brady en los deportes, o como Teresa de Calcuta y Malala Yousafzai en el caso de los movimientos en pro de los derechos humanos.
Muy pocos ‘virtuosos’ pueden marcar la diferencia para completar los objetivos con resolución y convicción.
La figura del ‘News Anchor’
En los medios periodísticos del mundo angloparlante tienen una figura a la que denominan Anchor, o News Anchor.
Esta «News Anchor» es la persona o reportera quien carga con la principal función de transmitir la mayoría de las noticias de actualidad durante un programa regular de alta audiencia.
Se le llama anchor, o ancla en español, porque a diferencia de los periodistas comunes, el News Anchor tiene por sí mismo un determinado poder de atracción e influencia sobre un gran número de seguidores y admiradores.
Lógicamente las productoras televisivas prefieren contar con un News Anchor durante las horas de mayor audiencia, porque este elemento es quien les puede garantizar los más altos índices de audiencia.
¿Quién carga con la mayoría del trabajo?
En todos lados hay quien carga con la mayoría del trabajo
En todo medio, en toda industria, en cada ambiente social, incluso en cada familia, existe gente que enfrenta la vida.
Existen hombres y mujeres quienes cada día se levantan para sacar adelante a los demás.
Por otro lado, también hay quienes no hacen gran cosa, quizá nada, hay muchos que ni siquiera se presentan, quienes nunca salen a la palestra.
Pocos son quienes cargan con la mayoría del trabajo
Y, aunque esto de asumir todo el peso pueda parecer injusto, o desproporcionado, al final quien carga con la mayoría del trabajo es el/la que más aprende, ¡eso sí, también quienes más se equivocan!, pero al mismo tiempo quienes crecen más.
Éstas y éstos que brillan con luz propia, a veces irradian tanta luz que iluminan el camino de los demás.
Encima, quienes desarrollan el trabajo duro y creativo idealmente compiten consigo mismos para superarse y ser mejores, no para ser los número uno, tampoco los más alabados.
¿Y tú, eres objetivo de los enemigos (como quien dice carne de cañón)?
¿Eres de los que no deberían estar allí, en su caso eres de los que más trabajan?, o
¿Eres quien conducirá de vuelta a todos los demás?
“Ningún hombre se sumerge dos veces en el mismo río, primero porque no es el mismo río y segundo porque él tampoco es el mismo hombre”.
-Heráclito de Éfeso