Recomendaciones Maquiavélicas para escoger a tus Empleados o Compañeros de Equipo.
En esta entrada les propongo las «Recomendaciones Maquiavélicas para eligir Miembros de tu Equipo», basadas en los conceptos por todos conocidos del connotado Diplómatico, filósofo político y escritor italiano de la época Renacentista Nicolás Maquiavelo. En la actualidad, Nicolás Maquiavelo es muy conocido y relacionado principalmente por ese tratado de Teoría Política que denominó “El Príncipe”, el cual escribió mientras estaba encarcelado bajo la acusación de haber conspirado en contra de los Médici. El libro de “El Principe” fue publicado póstumamente en Roma en 1531 y Nicolás Maquiavelo lo dedicó a Lorenzo II de Médici.
La idea principal del libro, es mostrar y enseñar cómo deben gobernar los Príncipes sus Estados, de acuerdo a diversas circunstancias que se pueden presentar, con el objetivo principal de conservar el poder.
Hoy en día el libro es reconocido como un tratado de culto en Teoría Administrativa Moderna, muchos de los conceptos que Maquiavelo propone en El Príncipe tienen aplicación no solo en el manejo del poder de un Estado, incluye también útiles recomendaciones de liderazgo, de dirección de grupos, y de toma de decisiones.
Para desarrollar esta emisión, he seleccionado el Capítulo XXII titulado: “De los Secretarios que los Príncipes tienen a su lado”. He actualizado un poco algunos términos para que los conceptos fluyan más rápido, por ejemplo: El Príncipe lo sustituyo por El CEO, o el Director General, y los Secretarios pueden ser cualquier tipo de subalternos, como Empleados, Sub-Directores, o Gerentes, ya depende del organigrama de cada Empresario.
A continuación las recomendaciones Maquiavélicas para escoger miembros de tu equipo:
Un Director no debe tomarse a la ligera la buena elección de sus Empleados, los cuales pueden ser buenos o no según la prudencia de este Director.
Entre las recomendaciones Maquiavélicas, la primera conjetura que hace sobre el talento de un Director se basa en analizar a los Empleados que tiene a su alrededor; cuando son suficientes y fieles. Se juzgará al Director por tener un grupo pequeño y eficiente o por tener un grupo grande y desordenado. La fidelidad que le guarden los Empleados a su Director depende en gran medida de este último.
Al Director siempre se le puede considerar inteligente cuando haya sabido conocer bastante bien a los miembros de su equipo y mantenerlos fieles a sí y a la Misión de la Empresa.
Pero, cuando esto sea de otro modo, se podrá hacer sobre él o ella un juicio poco favorable pues el primer error en el que incurre un Director lo comete haciendo una mala elección de su más allegado personal. Y, Maquiavelo, pone aquí un ejemplo de la época:
“No hay nadie que no juzgara a Pandolfo Petrucci como un prudentísimo hombre por haber escogido como Ministro a Antonio de Venafro”.
Un símil de actualidad podría ser:
No hay nadie que no juzgara a Steve Jobs como un prudentísimo hombre por haber escogido como su remplazo de CEO de Apple Inc. a Tim Cook, cuando Jobs se encontraba en tratamiento médico”.
Luego, continuando con las recomendaciones Maquiavélicas:
Existen tres tipos de cerebros: los primeros entienden por sí mismos, los segundos disciernen lo que otros entienden, y los terceros no entienden ni por sí mismos ni por los otros; los primeros son excelentísimos, los segundos excelentes, los terceros son unos inútiles. Convenía por tanto, que si Steve Jobs no era de la primera especie, sí fuera de la segunda: porque, toda vez que un Director posee suficiente juicio para conocer el bien o el mal que otro hace y dice, aunque no tenga ingenio inventivo (como era el caso de Jobs, porque él llevaba a cabo y hacía posible el ingenio de los demás), sí que podía conocer las buenas y malas obras del empleado, y sabía exaltar unas, y corregir las otras; y como el empleado no puede esperar engañarlo, en conclusión se portará bien y le dará a su Jefe lo que éste espera de él.
Pero,
¿Cómo puede un Director conocer a su Empleado?
He aquí una recomendación que no falla nunca. Cuando ves al Empleado pensar más en sí mismo que en ti o en la Empresa, y que en todas sus acciones busca solamente su provecho, piensa que ese individuo que se comporta así nunca será un buen Gerente o Manager, y nunca podrás fiarte de él: porque el que tiene y controla tu Empresa en su mano, no debe pensar nunca en sí mismo, sino siempre en el Director, en los Accionistas, en los Clientes, ese Empleado no debe nunca recordarle a su Jefe nada que no se refiera a los intereses de su Empresa y de los clientes.
Y, por otro lado, el Director, para conservar a un buen empleado, debe pensar en él, compensándolo justamente, debe tomarlo en cuenta, y tratar de atraerlo a su influencia con reconocimiento, promoviéndolo y participándole de las utilidades cuando sea materialmente posible, a fin de que vea que lo valora, y que los numerosos reconocimientos no le hagan desear más reconocimientos, y que las justas compensaciones no le hagan desear mayores compensaciones, y que los importantes cargos que se le asignen no le hagan temer por otros cambios que lo podrían perjudicar.
En resumen, es necesario que un Director sepa elegir muy bien a sus Gerentes o Empleados, de tal forma que le sean fieles, competentes, y que se entreguen plenamente a su servicio, poniendo siempre los intereses del Director y de la Compañía por encima de sus intereses personales. Además, El Director tiene que saber beneficiar a sus Empleados en la justa medida, de modo que mantengan su fidelidad al Director y a la Empresa pero que no se excedan.