Definición de ‘Equilibrio Emocional’:
Según la psicología contemporánea:
«El equilibrio emocional es una competencia por la cual el ser humano tiene la capacidad de dominarse a si mismo o, de mantener su autocontrol».
Esto implica que las personas en control de su equilibrio emocional saben manejar sus propios sentimientos, impulsos y pasiones especialmente durante momentos de alto estrés.
De acuerdo con Key Step Media, empresa dedicada a la publicación de material de desarrollo personal y profesional basado en el mindfulness, en el liderazgo e inteligencia emocional:
«El desarrollo del equilibrio emocional comienza con una sólida base de autoconciencia, ésta es el corazón de la inteligencia emocional.
La autoconciencia nos permite reconocer gran parte de nuestras emociones a medida que ocurren, así como las formas en que estas emociones impactan todos los aspectos de nuestras vidas.
Sin autoconciencia, permanecemos como en piloto automático y recurrimos a respuestas y rutinas de comportamiento de dudosa educación y cuestionable criterio.
Con el fin de cambiar ese «cuestionable comportamiento», primero debemos sintonizar con nuestras emociones, y segundo con las formas en que éstas afectan tanto positiva como negativamente a nuestras vidas».
Tal como lo hemos comentado en otras emisiones, el dominio del equilibrio emocional es una competencia ejecutiva muy valorada, pero también una habilidad muy difícil de detectar cuando no se conoce bien a un digamos candidato a ocupar un determinado puesto de trabajo.
Como dice el dicho:
«Caras vemos, corazones no sabemos».
Más allá de dominar la auto-gestión emocional, es curioso analizar el hecho de que la mayoría de las personas nos sentimos en completo control de nuestras emociones.
Siií,,, nunca he conocido a alguien que me diga:
a) Durante los momentos más críticos de EQUIS actividad entro en pánico;
b) o cuando mi trabajo empieza a dar signos de fallo me pongo agresivo con los demás o,
c) en general tengo buen carácter, excepto cuando siento que alguien me critica, allí si me convierto en un energúmeno, o,
d) me cuesta muchísimo esfuerzo mantenerme sin interrumpir, gritar ni regañar a las personas de mis círculos de convivencia. Si no me puedo soportar a mi mismo ¿Cómo voy a soportar a los demás?
Casi nadie admite sus carencias y defectos en cuanto a su equilibrio emocional se refiere; ese dominio o en su caso insuficiencia de criterio marca la diferencia entre un ejecutivo seguro y confiable y uno que no lo es.
Por lo anterior, me he puesto a la labor de ir recopilando una serie de señales de equilibrio emocional que nos pueden indicar, con meridiana claridad, si contamos con el autocontrol indispensable, ese que nos sirve para gestionarnos a nivel interior, para saber gestionarnos y buscar soluciones, o en su caso las respuestas necesarias para no solo demostrarle a los demás sino a nosotros mismos que somos ejecutivos o emprendedores ecuánimes, prudentes y confiables.
Esta es la primera de dos partes en la que te propongo 12 señales de equilibrio emocional.
12 Señales de Equilibrio Emocional
1. Aunque todavía no has logrado alcanzar la posición que querías en la vida, ya sea en tu trabajo o en tus círculos sociales, no desperdicias tiempo conmiserándote ni recriminándote; más bien aprovechas tu tiempo para seguir aprendiendo, experimentando y consolidando tus habilidades en aras de lograr tus objetivos más importantes.
2. Eres selectivo con las nuevas relaciones que empiezas, esto es, tienes establecidos una serie de criterios personales para profundizar en las relaciones que recién comienzas;
y para eso ya sabes a quiénes puedes ayudar, y quiénes te pueden complementar, pero no escoges amistades para satisfacer tus intereses particulares ni para engrandecer tu ego.
3. Te das cuenta cuando estás fuera del promedio de la gente que te rodea.
Aunque sabes que es muy probable que seas el promedio de tus amistades y colegas más cercanos, te puedes dar cuenta cuando estás fuera del promedio de la gente que te rodea, y esto no te hace sentir ni superior ni inferior a nadie, simplemente te permite reconocer los límites de lo que puedes decir o aportar a los demás, sin rebasar las líneas del respeto y la humildad que los demás se merecen de tu parte.
4. Tienes claro que en cualquier momento y debido a causas incluso ajenas a ti, te puedes ver en la necesidad de empezar de nuevo, de arrancar desde cero, y esto no te preocupa, ni te estresa, solo te ocupa,
Esto te hace estar al tanto de que debes estar preparado mentalmente para en su caso, entrar en una nueva lucha.
Tienes la seguridad de que eres capaz de hacer un nuevo plan y llevarlo a cabo sin que tú mismo te sabotees.
5. Nunca comparas tu persona, tu trabajo, tus logros o tus posesiones con los de otras personas o profesionales.
Aunque en algunos momentos no estás de acuerdo con el trabajo o las actitudes de otros, evitas por todos los medios señalarlos o reprobarlos, máxime si no tienes contacto directo con éstos, o con éstas.
En caso de apuntar negativamente hacia alguien, ese alguien siempre eres tú.
Sabes que criticar o comentar las actuaciones o posesiones de otros es un claro indicio de tu frustración, así como de la molestia por tu propio fracaso.
6. Tienes objetivos claros y sabes que si no los alcanzas de acuerdo a tu plan tienes que seguir intentándolo.
En este sentido sabes mantener tus sentimientos y emociones al margen de tus diarias rutinas.
Dado que sabes que las cosas no siempre van tan rápido ni tan bien como quisieras, puedes seguir adelante sin estar encadenado emocionalmente a los resultados que esperas.
Puedes permanecer en paz y en control de tus acciones mientras experimentas, aprendes y progresas.
7. Cuando inicias actividades en las que no tienes ningún conocimiento ni experiencia, reconoces que eres un principiante.
A pesar de que lleves uno o dos meses aprendiendo nuevas técnicas o habilidades, en ningún momento te sientes ni te ostentas como un experto, o como un prodigio entre los grupos en los que te desenvuelves.
Conoces perfectamente que a un nivel macro eres insignificante, y esto no te acompleja, solo te impulsa a tomar pequeños pero constantes pasos hacia arriba y hacia adelante.
8. No te enojas con facilidad ante los comentarios adversos.
A pesar de que te critiquen negativa y hasta destructivamente puedes permanecer impávido ante estos ataques.
Sabes filtrar los comentarios y juicios que te incomodan, esto significa que rescatas lo bueno hasta de las críticas más duras, y sabes bien que esta actitud te proyecta como alguien con dominio y seguridad en lo que hace.
Los 4 tipos de críticas
9. Tu zona de confort no te limita ni te ata para permanecer allí.
En caso de ser necesario, das una marcha más para salir de tu zona de seguridad en aras de mejorar, progresar, aprender o encontrar nuevas formas de crecimiento personal.
10. No te quejas, de nada ni de nadie.
Entiendes con sensatez que si no alcanzas los resultados que esperabas, o has entrado en una fase de estancamiento, eso no es culpa de los demás, y quizá tampoco lo sea tuya, pero puedes discernir con claridad qué actitudes y actividades están dentro de tu injerencia para actuar como sea necesario y cambiar el estado de las cosas.
11. Estás consciente de tus limitaciones.
No pretendes que lo sabes todo, o que puedes tomar cualquier decisión a pesar de no contar con la mínima información requerida.
Estar consciente de lo que puedes comentar, hacer o gestionar por tu cuenta, así como de lo que puedes delegar o sub-contratar, no te minimiza ni como persona ni como profesional.
12. Aceptas toda la responsabilidad por tus decisiones.
Nunca repartes culpas por el trabajo que hiciste, ni por las actividades fallidas que estaban bajo tu manto de injerencia.
Sabes que culpar a otros, a tus padres, a tus profesores, a tus jefes o a tus compañeros, por los fracasos que te suceden (aunque sea cierto) te proyecta una muy mala marca personal, y eso no te ayuda a superarte, al contrario.
“La felicidad es una habilidad, el equilibrio emocional es una habilidad, la compasión y el altruismo también son habilidades, y como cualquier habilidad necesitan ser desarrolladas. De eso se trata la educación”.
Y por supuesto que podemos educarnos a nosotros mismos. -GPR
-Matthieu Ricard | Monje budista francés