¿Te adaptas al cambio o lo propones?
En la vida, en el trabajo y por supuesto también en los negocios, los cambios son si no deseables casi son indispensables, y justo si lo que uno pretende es estar a la altura de las circunstancias, actualizado, competente, al nivel de la industria, y por supuesto si se quiere tener cierto grado de relevancia y buen posicionamiento.
La palabra cambio -como seguramente conoces- denota la acción o transición de un estado inicial a otro diferente, según se refiera a un individuo, a un objeto o a una situación.
Obviamente también puede referirse a la acción de sustituir o reemplazar algo, pero de esto no voy a hablarles.
Todo lo que desarrollamos tanto en la vida como en nuestras actividades y proyectos profesionales, todo es susceptible de cambios o de variaciones en su esencia,
y casi me atrevería a decir que si en nuestras actividades e interacciones cotidianas no se produce ningún tipo de cambio, esto quiere decir que o estamos estancados, o no evolucionamos, o lo que es lo mismo, no estamos transformándonos progresivamente hacia adelante.
En general no solemos aceptar con facilidad los cambios
Casi siempre somos renuentes a las nuevas propuestas y lo primero que solemos hacer es descartar otras alternativas.
Somos rejegos a las variaciones de forma y fondo a las que ya estamos acostumbrados porque dominamos o se nos facilitan los métodos y procedimientos a los que ya estamos acostumbrados.
Nos negamos a los cambios porque casi siempre implican esfuerzo,
dedicación, aprendizaje, constancia, experimentación, intentar y fallar; y luego volver a fallar hasta lograr que el cambio se normalice en nuestra vida y podamos convertirlo en parte de nuestra nueva cotidianeidad.
Paradójicamente después de aplicar un cambio, cuando éste ya se ve, se entiende y se controla como algo normal en nuestra vida diaria es posible que se tenga que ir pensando en otro nuevo cambio.
No siempre estamos obligados a aceptar los cambios o a tener que cambiar en lo personal,
pero en ocasiones el cambio es casi obligatorio porque no nos queda más opción que adoptarlo con todo lo que incluye -para no quedarnos atrás- y, si ni siquiera lo queremos intentar pues hemos de asumir las consecuencias, entre ellas la debacle.
Si por ejemplo encuentro que algunas de mis habilidades ya no tienen relevancia ni impacto en mi medio, estoy casi obligado a buscar un nuevo cambio con el fin de evitar la obsolescencia.
Es posible que te hayan dicho: «Debido a circunstancias extraordinarias debemos asumir estas nuevas reglas», y no tienes más opción que hacerte cargo de tu cambio o te vas, o no progresas, o te condenas al estancamiento.
«O te adaptas al cambio o te adaptas».
Por otro lado, proponer un cambio es difícil de llevar a cabo porque seguramente te pedirán prueba de su éxito, esto pasa especialmente en los grupos de trabajo o en las empresas, y es muy complejo poder implementarlo para todos, ¿Y por qué?
Porque no se puede probar lo que todavía no se ha intentado, lo que aún no arroja resultados positivos. Por eso, por allí siempre se recomienda que si tenemos ideas de cambio las empecemos a aplicar en nosotros mismos.
Hasta donde se pueda debemos demostrar que el cambio que hemos hecho y nos hemos aplicado da resultados notorios, unos que podamos probar.
¿Te adaptas al cambio o se adaptan los demás?
Es muy difícil proponer que los demás sean quienes deban de cambiar y luego lo aplico en mi, claro, siempre es más fácil plantear nuestra gran idea para que los demás hagan cambios radicales, pero esto raramente produce resultados significativos a largo plazo.
La mayoría de los cambios que producen transformaciones importantes casi siempre implican valentía
Generalmente, las acciones que requieren de valor para llevarse a cabo dan mayores recompensas a los pocos que las intentan, esto se debe a que las posibilidades de fracaso son muy altas, de allí que no todos estén dispuestos a tomar el riesgo.
Casi nadie está dispuesto a arriesgar sus ideales, su dinero, su tiempo y en ocasiones hasta su integridad física con tal de demostrar que un cambio es factible y rentable.
Cuando los cambios cruciales son posibles,
cuando un cambio ha sido arriesgado pero ha rendido frutos, cuando el considerable cambio da buenos resultados quiere decir que ha logrado un crecimiento para alguien o para alguna causa, o para alguna empresa o para alguna industria.
Steve Jobs propuso uno de los cambios que en su momento se entendía como descabellado por el tamaño de su riesgo, y su cambio era el iPhone.
La presentación del iPhone suscitó una revolución que pretendía fusionar 2 industrias en una sola propuesta innovadora, fusionó la industria de telefonía y la de diseño de software; gracias a esto hoy todos disfrutamos de ese cambio sin importar la marca del teléfono móvil o celular con el que contemos.
Para no ir tan arriba con ejemplos tan inalcanzables como el de Steve Jobs, recuerdo que en una empresa en la que trabajé hace años, una compañera de recursos humanos propuso que a través del intranet se publicara un boletín interno mensual -valga la redundancia- donde los empleados que quisieran pudiesen proponer ideas de mejora y cambios a los métodos y procesos que juzgaran convenientes.
Al principio el dichoso boletín no tuvo mucha aceptación, porque había renuencia a publicar ideas.
Por allí escuché a alguien decir que no tenía tiempo para eso, otros pensaban que sus ideas se las robarían o que no les harían caso, en fin.
El cuento es que la publicación empezó a tener mucha seriedad e interés a partir de la sugerencia de un compañero que produjo grandes ahorros de energía y consumibles en toda la empresa, tanto impactó su sugerencia que el Director General le concedió un ascenso de puesto.
Hasta que todos los demás atestiguaron el impacto que logró una propuesta de cambio, fue entonces cuando todos empezaron a enviar sus recomendaciones de cambio para enriquecer la dichosa publicación.
En la medida en que pasa el tiempo, en que vamos creciendo, en que acumulamos experiencia y años de actividad, todos vamos cambiando aunque sea un poco; y quiero creer que todos cambiamos para mejor, para crecer, para sentir que evoluciona nuestro criterio.
Si nunca propones algo ni te adaptas al cambio…
Es muy posible que en tu medio o en tu entorno social nunca hayas propuesto ningún cambio.
Puede que para ti sea más fácil adaptarte a los cambios que alguien más propone que ser tú quien plantee nuevos cambios en el ambiente que te rodea, y eso está bien, quiere decir que eres adaptable a los cambios, que te puedes reinventar para ajustarte a la nueva realidad, esas son buenas cualidades.
Pero por otro lado, te aseguro que en más de una ocasión te han llegado a la mente ideas de cambio, unas muy buenas, pero no has tenido el arrojo de ponerlas sobre la mesa de trabajo, o sobre la mesa de conversación de tus amigos, ¿y por qué?
¡Por miedo al rechazo!
La buena noticia es que en mucha ocasiones las ideas de cambio no se tienen que sugerir, ni pedirse permiso para exponerlas públicamente.
Gran parte de las ideas que transforman el mundo no están obligadas a pasar por un referéndum ni se tienen que someter a la aprobación general de tus conocidos,
solo basta con que publiques tu idea de cambio en tu blog, o que produzcas un vídeo completamente diferente a lo convencional.
También podría ser suficiente con grabar tu reflexión de cambio en audio y lo puedes colgar como podcast en iVoox o en alguna historia en redes sociales.
27 Leyes de las Redes Sociales #RRSS
El empresario y escritor estadounidense Max De Pree dijo en alguna ocasión que:
“No podemos convertirnos en lo que queremos solo permaneciendo tal como somos”.
Claro, si no cambiamos, si no provocamos mejoras en otros, si no sugerimos algún cambio, sobre todo uno que provoque transformaciones positivas en los demás difícilmente trascendemos como seres humanos.
«Te adaptas al cambio» es la máxima obligada para evolucionar como personas y profesionales.
“Encontrar la valentía para evitar la falsa seguridad es un paso crítico para producir un cambio importante.
Una vez que te liberas de la necesidad de una aceptación perfecta, es mucho más fácil lanzar o exponer el trabajo que verdaderamente importa”.
-Seth Godin