Fabián, nombre ficticio para efectos de esta historia, tiene poco más de 1000 amigos en Facebook, además pertenece a 15 grupos de conocidos y colegas profesionales, todas tribus o comunidades de más de 100 participantes cada una; estos grupos los tiene repartidos entre Twitter, Linkedin, Whatsapp y el mismo Facebook.
En vista de sus números, Fabián tiene buenas y numerosas conexiones en cada comunidad en la que es miembro, gracias a su eventual y digamos discreta participación.
El día de su cumpleaños, Fabián recibe aproximadamente 15 felicitaciones en Facebook, esto es menos del 2 % de los amigos con los que cuenta en esa red social.
Este “al parecer” pequeño número de 15 ‘friends’ entre 1000 supera al de otra época, una antes del Facebook, en la que el día de su cumpleaños Fabián recibía solo 9 llamadas telefónicas de felicitación: 2 llamadas eran de sus padres, 3 de sus hermanos, 1 de su cuñada y otras 3 de sus amigos más cercanos.
En otra red social, cuando Fabián escribe un artículo relativo a su trabajo y lo comparte en un grupo de profesionales de su medio, en el que por ejemplo hay 130 participantes, recibe normalmente UN like, en raras ocasiones dos y hasta tres likes.
En otro momento, cuando Fabián quiso promover el vídeo que uno de uno de sus hijos había creado para un canal de Youtube,
con el fin de apoyar una causa benéfica, recibió en total poco más de veinte interacciones.
Esto sumando todos los grupos a los que pertenece y en los cuales colgó el vídeo.
Entre las vistas que tuvo el vídeo, los likes, comentarios, shares, felicitaciones y diversas señales de apoyo, el impacto que logró fue mínimo, esto tomando en cuenta el gran número de relaciones, conexiones y “entre comillas engagement” que Fabián tiene entre todos sus grupos.
Twitter, por ejemplo, define el engagement como.-
«El número total de veces que un usuario ha interactuado con un Tweet. Esto incluye la suma de todos los clics en cualquier parte del mismo Tweet, ya sea en el contenido que se comparte, en los hashtags, enlaces, avatar, nombre de usuario, expansión del Tweet, Retweets, respuestas, seguidores y Me gusta»..
La cuestión es:
¿A qué podría deberse el escaso engagement de Fabián si su nivel de conexión es tan alto?, al menos en los números.
Y con el fin de buscar una respuesta a esta pregunta, aquí te comparto la Teoría del número Dunbar, para que nos ayude a tener mayor claridad al respecto.
Teoría del Número Dunbar Solo 150 Amigos
La enciclopedia Online Wikipedia, publica que el Número Dunbar, es según su creador, el antropólogo británico Robin Dunbar:
La cantidad de personas que pueden relacionarse plenamente en un sistema determinado.
Después de varios estudios con primates no humanos, en este caso babuinos y orangutanes, Dunbar descubrió que los tamaños de sus grupos, y del contacto directo que mantenían entre éstos variaban entre 15, 20 y hasta 30 miembros.
Dunbar utilizó la correlación observada en esos primates para llegar a la conclusión de que el valor redondeado para nosotros los humanos es de 150 personas como máximo, y este valor se puede relacionar con la neocorteza o neocórtex cerebral y su capacidad de procesamiento.
Podemos decir entonces, que “El número de miembros del grupo con los que un primate (incluido el ser humano) puede mantener dicho contacto parece estar limitado por el volumen del neocórtex», y esto varía de especie a especie. (Referencia en archivo PDF)
Asumiendo que el neocórtex humano se desarrolló hace 250,000 de años, Dunbar equiparó estos resultados con algunos grupos históricos de observación.
Haciendo uso de la literatura antropológica y etnográfica, Dunbar hizo una especie de censo sobre los tamaños de grupos sociales entre las antiguas sociedades de nómadas.
Los tamaños de tribus y colectivos investigados se aproximaban mucho al valor predicho de 150 individuos en los poblados de granjeros durante la era neolítica.
150 también correspondía al tamaño máximo de una unidad militar en la antigua Roma, y hoy en día llega hasta 200 como el número máximo de académicos en la sub-especialización de una disciplina, como podría ser la ingeniería industrial o el derecho mercantil.
Esto infiere que a mayor neocórtex, mayor capacidad de reconocer a miembros del propio grupo.
Robin Dunbar teorizó que un grupo con un tamaño de 150 personas debía tener un incentivo muy alto para mantenerse unido.
Para que un grupo de este tamaño poseyese esa cohesión, el investigador especuló que el grupo debía dedicarse a la socialización por lo menos un 42% del tiempo.
Dunbar notó que los miembros de tales grupos están casi siempre cerca, físicamente hablando.
Por mi lado agrego que este fenómeno de socializar continuamente no sucede en los grupos con muchos participantes, por ejemplo en Facebook.
La socialización tiende a ser más regular y estrecha en los grupos más pequeños, como los Grupos Mastermind de 3 a 5 individuos, los cuales comparten comentarios y actualizaciones regulares en Whatsapp.
La cercanía física es un factor que no tiene un peso determinado en los grupos de redes sociales como Facebook o Whatsapp, donde la mayoría se encuentran ubicados en diferentes regiones y países, incluso hasta localizados entre distancias trasatlánticas.
Según la Teoría del Número Dunbar, los grupos dispersos tendrían menos lazos entre sí y relaciones más débiles; esto se debe a que sus individuos se encuentran y se reúnen de forma menos frecuente.
Por lo tanto, los grupos sociales de 150 miembros, cercanos físicamente hablando, solo aparecerían debido a una necesidad absoluta, por ejemplo, ante una grave presión económica, o para gestionar una tragedia, como un incendio o una inundación.
Más allá de la Teoría del Número Dunbar
Hoy en día, plataformas Online como Twitter o Facebook, vienen a suplir, de alguna manera, nuestra falta de neocórtex para gestionar a tantos conocidos.
Las Redes Sociales y sus instrumentos nos facilitan información que de otra forma tendríamos que memorizar por nuestra cuenta, dejándonos espacio libre, nunca mejor dicho, en nuestro disco duro cerebral.
Estas plataformas y compañeros de grupo nos recuerdan el cumpleaños de cada supuesto conocido, o nos indican algunas fechas importantes;
o en su caso nos informan de la especialización de determinado amigo que ya se nos había olvidado, o nos notifican los antecedentes profesionales de tal colega que se supone ya deberíamos conocer.
Toda esta falta de atención hacia nuestros más allegados es significativa por lo ridículas que resultan las interacciones en algunos grupos, en vista de que éstos son los individuos más cercanos a nosotros, a quienes incluso les hemos dado la categoría de amigos, recomendados, conectores y compañeros de grupo; los tenemos de alguna forma apeados, abandonados, y esto casi siempre es recíproco.
Lo que hoy también atestiguamos con un poco de pesar, y casi hasta con pena ajena, es que a pesar de que la red social nos envía un mensaje de atención para felicitar o para hacerle un comentario a un amigo, por cualquiera que sea la causa, y a pesar de las muchas o pocas interacciones que ese evento pueda impactar en el grupo, aún así muchos participantes permanecen impávidos, inmóviles, y lo que es peor, indiferentes ante la circunstancia que el supuesto amigo celebra o quiere hacer notar, y que al parecer no le importa realmente a la mayoría de participantes.
Existen muchas celebraciones, noticias importantes y hasta eventos lamentables, como accidentes o fallecimientos que se anuncian en grupos, y que reciben una fría y mínima atención por parte de la mayoría.
La empatía brilla por su ausencia, y la escasa socialización trilla en la superficialidad y propicia el ansia de protagonismo de unos cuantos que buscan el regocijo de su propio Ego.
En este sentido nos damos cuenta de que muchos crean grupos para su beneficio exclusivo, o solo para apalancar su propia imagen, y para que todos giren en torno a su personalidad.
Por lo visto, muchos individuos necesitan un neocórtex que pueda abarcar 800 amigos en Facebook,
y más de 500 contactos en Linkedin;
requieren una neocorteza que los mantenga siguiendo Uno a Uno a más de 1500 perfiles en Twitter, o en Instagram.
Esto sin duda puede crear tensión por saturación;
y por supuesto provoca una falta de la debida atención que se merece cada uno de esos conocidos.
Todos contamos con unos valores autoimpuestos que limitan nuestras condiciones personales para pertenecer y además participar en un determinado grupo, uno en donde podrían aparecer individuos que hacen difícil la convivencia,
donde predominan los “Yoistas”, los de Yo, Yo y luego Yo;
también están los narcisistas,
y los discretos observadores,
o los que se burlan con ironías de las fotografías que otros publican para regocijar al resto,
y los que juzgan en silencio lo que otros comparten,
donde tantos compiten entre sí por la atención de los demás.
¿Tú a cuántos amigos y conocidos podrías procesar con relativo decoro y justicia en tu neocortex?
A) Creo que para ampliar la capacidad y calidad de trato con cada compañero de grupo, primero tendríamos que comenzar por ampliar nuestros recursos personales, mejorar nuestro conocimiento, y propiciar eso que tenemos para dar y contrastar.
B) También tendríamos que promover más incentivos para permanecer juntos, como buscar una loable causa en la que todos estemos interesados, una causa que nos motive a tener una constructiva participación activa.
¿Quiénes forman tu tribu de 150 individuos más cercanos?
Allí también puedes incluir no solo a tus amigos y colegas, creo que también podrías agregar a tus competidores, a los personajes de culto que más admiras pero que no conoces a nivel personal, a tus enemigos, a tus detractores, a tus consultores y coachs.
Todos necesitamos testigos de nuestra vida
¿Crees que como persona normal podrías gestionar a más de 150 en tu grupo de vida, aunque sea solo de forma simbólica (Por aquellos a quienes no conoces a nivel personal)?
Tengamos en cuenta que existe una gran diferencia entre tener muchos amigos y tener muchos conocidos, o ‘acquintances’ como se dice en inglés.