4to Aniversario.
400 Emisiones del Podcast de Emprendimiento.
EL VALOR DE LA ORIGINALIDAD
Imitar a los demás está en nuestra naturaleza. Desde niños aprendemos a caminar imitando la forma en que lo hacen nuestros padres, también copiamos su forma de comer, de hablar y de expresarse. No aprenderíamos si no viéramos e imitáramos a otros.
Seguimos otras pautas y modelos.
Los niños y jóvenes empiezan admirando a los modelos que descubren en la televisión o en el youtube, unos que desde su punto de vista ven con originalidad; en ocasiones son superhéroes o deportistas famosos, otras veces admiran a los modelos que les imponen sus padres y maestros, en este caso pueden ser iconos religiosos, personajes de la historia, líderes políticos o de alguna industria.
No me parece negativo imitar modelos preestablecidos, siempre que esos modelos nos sirvan SOLO de inspiración para superarnos y tratar de alcanzar nuestras propias metas, esas que nos imponemos nosotros mismos, no las que nos indica alguien más.
Los romanos imitaban a los griegos, quienes tuvieron una clara influencia en casi todos los ámbitos de la sociedad romana, como en la política, la filosofía, y, la más visible está en su arquitectura y el arte. Claro que los romanos trataban de buscar la originalidad, para no ser solo fieles reproducciones de los griegos.
Se pierde originalidad al tratar de imitar a otros.
Tratar de ser una reproducción fiel de otro va en contra de la naturaleza, y de hecho, si nos fijamos, la naturaleza no reproduce exactamente a dos seres vivos, ni a dos plantas, ni siquiera dos copos de nieve son iguales en su estructura molecular.
La madre naturaleza nos dota a todos de una identidad muy particular. Por eso, si tratamos de ser exactamente como otro estamos yendo en contra de nuestra propia naturaleza.
La naturaleza solo ha producido un Mozart, solo ha habido un Miguel de Cervantes Saavedra y nunca habrá otra Marie Curie.
Estos personajes fueron tan únicos y originales como lo somos cada uno de nosotros. Estoy casi seguro que estos personajes también habrán tenido sus propios modelos, pero siguieron su propio camino.
La Globalización diluye las ideas y la originalidad.
En la actualidad, la globalización y el Internet nos facilitan el rápido e instantáneo acceso al intercambio de información.
Aunque la música Rap y su estilo se hayan originado en los Estados Unidos, hoy en día se puede decir que es un movimiento con una influencia de escala mundial, poco se agrega a la originalidad.
Las nuevas ideas, los conceptos innovadores, los movimientos sociales y artísticos de vanguardia llegan a parecerse tanto que generan tendencias globales, porque todos las imitan.
Todo esto de la globalización provoca que en cada medio, o en ciertos ambientes las personas tiendan a mimetizarse, por ejemplo:
En los noticieros o noticiosos televisivos, me doy cuenta que aunque los vea en países tan alejados como España o México, la entonación de sus reporteros es la misma, ¡la entonación no el acento!.
Observen que si escuchamos a otros reporteros
de cadenas francesas o hasta alemanas (aunque no les entendemos nada) alcanzamos a apreciar el mismo tono y ritmo para dar las noticias; esta es una forma de imitación, que no tiene nada de malo, pero que deja ver el grado de influencia que ejercen los modelos o paradigmas en nuestro actuar.
La sugerencia sería ser único en la propuesta de valor, marcar la diferencia, establecer una Marca Personal propia, una que tenga originalidad.
Tendencias del Marketing y el Emprendimiento.
La mercadotecnia o marketing de actualidad busca proponer ideas rompedoras, que aunque difícilmente puedan ser totalmente originales, si exige que al menos se intente proyectar un concepto que salga de lo convencional.
Innovar proponiendo nuevos conceptos es casi
la única forma de marcar una diferencia; una marca personal, una marca de un producto o un servicio deben casi obligatoriamente imponer su propio estilo, si es que quieren destacar en su nicho de mercado.
No importa que la marca no sea tan buena, ni perfecta, lo que más importa es que tenga originalidad, que sea una propuesta da valor diferente.
A la gente en general nos llama la atención
todo aquello que es diferente, lo original, aunque no sea super interesante ni muy trabajado; y puede que ni nos guste tanto, pero el hecho de que algo se salga de lo convencional, de que rompa esquemas, de que sea transgresor o transgresora le da un brillo particular y nos hace que la tomemos en cuenta.
Seth Godin comenta en su libro de La Vaca Púrpura que:
«El modelo de Cadillac CTS ¡me parece horrible!», –y Yo coincido con él-. Seth dice que: «Cada actualización de ese coche siempre recibe críticas negativas, por una u otra cosa. Es un coche que estéticamente no es atractivo, pero se sigue vendiendo, y muy bien a pesar de las duras críticas contra sus diseñadores».
Dice Seth Godin que:
«Si un producto, un servicio o una Marca Personal nunca son criticadas, eso quiere decir que no tienen liderazgo. Lo peor que le puede pasar a una marca no es que reciba críticas duras, lo peor es que no reciba críticas en lo absoluto».
«Es mejor ser controvertido que ser aburrido. Pasar de largo ante la indiferencia de los demás es lo peor que le puede pasar a una marca personal o de producto». -Seth Godin.
Cuando criticamos negativamente el actuar de otro,
su producto o su servicio le estamos dando una posición de importancia, dado que ocupa un lugar en nuestras opiniones, por eso, muchas marcas buscan ser controvertidas para ocupar ese lugar de opinión en las mentes de los demás, y eso de alguna forma es un éxito.
Tratar de ser como los demás, o ser más de lo mismo es ser mediocre.
Copiar las fórmulas del éxito de otros difícilmente nos llevarán a lograr nuestro propio éxito.
Aquí mismo, en este Podcast de Emprendimiento suelo sugerir consejos de profesionales y personajes que han logrado cosas muy positivas. Con esto, lo que propongo es que tratemos de imitar sus actitudes, que nos identifiquemos con alguno de sus valores y lo abriguemos como propio, pero de allí a recorrer su mismo camino, o a tratar de imitarlo a rajatabla con el fin de alcanzar lo mismo, eso ya no lo veo viable.
Imitar es una forma de admiración, es como el reconocimiento por el buen hacer de otro.
Cada uno, dentro de su propia cultura, valores y costubres trata de seguir un camino basándose en los modelos que tiene a la mano.
En ocasiones hemos tomado como modelos a familiares, maestros, conocidos o mentores porque han logrado determinado éxito a partir de seguir un determinado camino.
Pero el mundo evoluciona, la macro-economía se transforma, las condiciones de cada medio cambian y el camino que una vez fue muy productivo para alguno, puede que ya no sea viable para lograr el éxito hoy, o para emprender, o puede que esté muy transitado, o que sea lento u obsoleto.
En la mayoría de los casos, uno tendrá que construirse su propio camino.
No quiero decir que al recorrer un camino uno imite a los demás, no. Cada uno irá enfrentando sus propios desafíos, y para enfrentarlos sea bueno contar con unos modelos que nos sirvan de referencia, unos que admiremos por sus principios, por sus consejos, por sus frases, pero imposible lograr algo si solo tratamos de ser una copia fiel de estos.
Creo que a veces tratamos de imitar a otros por miedo, o porque nos parece más fácil, o porque carecemos de recursos propios, lo digo por experiencia, en mis inicios profesionales trataba de ser como algunos que admiraba, pero eso no me arrojó resultados positivos.
Imitar a otro puede que nos ayude en algunos sentidos, especialmente si rescatamos uno o dos de sus valores, pero no conseguiremos exactamente los mismos resultados porque no somos exactamente ellos.
No nos comparemos con quienes sí tienen originalidad.
Cuando se imita a una persona se pierden posibilidades de lograr originalidad e inevitablemente se acaba uno comparando, especialmente contra los resultados obtenidos por esa persona.
Compararnos con otros es una fórmula rápida y casi segura de lograr insatisfacción, de frustrarnos, imitarlos es una buena fórmula para lograr el fracaso, porque nadie puede obtener exactamente los resultados del otro.